Cuando uno/una consulta un medio de comunicación, él o ella supone que este medio informa sobre un tema de actualidad de una manera independiente y lo más completo posible, y que en caso de una información no correcta se corrige en un fe de errores.

Aparte de sutiles manipulaciones de información según la ideología de un medio (o puros servicios entre amigos), existen realmente tratos para no decir la verdad entre grupos de comunicación (periodistas) y fuentes de información:

«si tú me mandas un día antes información importante, antes de enviarlo a otros medios, yo no publico información negativo sobre ti, y presento la información de todas formas de una manera más ventajosa para ti»

Este tipo de pactos que evidentemente difícilmente son demostrables, hemos intuido en el caso de Iruña Veleia en varias ocasiones (también hemos visto algunos ejemplos de periodismo objetivo), de manera que a través de los medios de comunicación se ha dado un imagen bastante contrario a la realidad. Información en contra de la teoría de la falsedad solo llega a cuenta gotas al público, lo mismo con el drama de la judicalización, o la incompetencia de Nuñez, por no decir nada sobre la actuación desastrosa de la Diputación en el caso. Todo el mundo lo observa, excepto los medios de comunicación…

Es tema es tratado en el nº de Investigación y Ciencia de diciembre (Gracias BesteBat)

http://www.investigacionyciencia.es/revistas/investigacion-y-ciencia/numero/483/el-control-sobre-el-periodismo-cientfico-14757

Informe especial Estado de la ciencia global 2016
Política

El control sobre el periodismo científico

La Agencia Federal de Fármacos y Alimentos estadounidense ha estado presionando a los medios para que renuncien a su independencia. Otras instituciones siguen el mismo camino.
  • Seife, Charles

SÉBASTIEN THIBAULT
Fue un pacto fáustico y que hizo revolverse a los redactores de la Radio Pública Nacional (NPR) estadounidense. El trato era el siguiente: junto con un selecto grupo de medios, la NPR quedaba invitada a una rueda de prensa en la que la Agencia Federal de Fármacos y Alimentos (FDA) les anunciaría algo importante un día antes que al resto; a cambio, la FDA dictaría a quién podía entrevistar el periodista de la NPR y a quién no.
«Mis directores se sienten incómodos con la exigencia de no buscar reacciones», replicó Rob Stein, de la NPR, a los empleados del Gobierno que le ofrecían el trato. Stein pidió un poco de margen para hacer algo de periodismo independiente, pero su propuesta fue rechazada de plano: o lo tomaba o lo dejaba.

La NPR aceptó. «Estaré en la rueda de prensa», escribió Stein. Más tarde, ese mismo día de abril de 2014, se presentó en un edificio del Gobierno federal junto con otros periodistas de más de una docena de medios de primera fila, entre ellos la CBS, la NBC, la CNN, el Washington Post, el Wall Street Journal y el New York Times. Cada uno de los presentes había aceptado no hacer preguntas a fuentes no autorizadas por el Gobierno hasta tener el visto bueno para ello.
«Creo que los embargos que intentan controlar las fuentes a las que se puede consultar son peligrosos porque limitan el papel del informador, cuyo trabajo consiste en prestar atención a todos los aspectos de un tema», opina Margaret Sullivan, antigua defensora del lector del New York Times. «Es realmente inapropiado que una fuente le diga a un reportero con quién puede hablar y con quién no.» Ivan Oransky, del Instituto de Periodismo de la Universidad de Nueva York y fundador del blog Embargo Watch, es del mismo parecer: «Creo que está profundamente mal».

Ese tipo de trato, conocido como «embargo reservado» o «confidencial» (close-hold embargo), constituye una herramienta cada vez más usada por los organismos científicos y gubernamentales para controlar el comportamiento de la prensa científica. O eso parece. En realidad, es imposible saberlo, ya que casi todo ocurre entre bastidores. Conocemos la propuesta de la FDA por una frase atravesada que dejó caer una redactora del New York Times. Pero, de no ser por esa grieta, nadie ajeno al pequeño grupo de funcionarios gubernamentales y periodistas de confianza se habría enterado de que estos últimos habían renunciado a su independencia.

Para leer el artículo completo: http://www.investigacionyciencia.es/revistas/investigacion-y-ciencia/numero/483/el-control-sobre-el-periodismo-cientfico-14757#getArticle