Mano de Irulegi III: 

Interés desbordante en la gente e indefinición calculada en el «mundo académico oficial».


1.- Expectación en la gente: 

El hallazgo arqueológico, desde su presentación hace ya más de mes y medio, mantiene alto el interés de la vida cultural, social, e incluso a nivel comercial (con toda suerte de imitaciones, copias y reproducciones de la Mano en distinto formato).

Después de presentar el hallazgo a las gentes del propio valle de Aranguren (un bonito detalle de cortesía), el jueves, día 29 de diciembre, se exponía la Mano «al público en general» en el Planetario de Pamplona. Ya es conocida para todos la avalancha que provocó esta exposición: las entradas para la charla se agotaron la víspera en menos de una hora  y la gente aguantó estoicamente largas colas para poder entrar a la exposición. Dicen las crónicas que más de 6.000 personas esperamos pacientes para poder ver de cerca el objeto en una vitrina y, en el mejor de los casos, hacerse una foto junto a la Mano. Todas las previsiones quedaron cortas, el Planetario tuvo que ampliar horario de visita, habilitar más corredores, incluso «meter prisa» a la gente y, aún así, se vio obligado a forzar el cierre.

Expectación y expectativa,

interés y ganas,

curiosidad personal por ver la Mano 

y deseo colectivo de vernos en la Mano, de ser mínimamente reconocidos.

O eso me pareció percibir en las caras.

2.- Indefinición calculada en los académicos:

Ni en la charla «familiar» de Aranguren ni en la charla presentación del Planetario, que duró casi dos horas, los académicos no terminan de ver «euskera» en el texto de Irulegi; Javier Velaza y Joaquín Gorrochategui (sobre todo este último) utilizan una terminología «indefinida»: «el texto parece ser vascónico«, un término calculadamente impreciso, creo que buscando una «neutralidad» académica y política, «vascónico» (y que cada uno entienda si los vascones de Irulegi hablaban euskera o su lengua tenía nada que ver con el euskera actual).

El rótulo en euskera parece más definido: «baskoiera», pero en castellano no queda nada claro. Y digo yo: a la lengua que hablaran los vascones de Irulegi, escrito en esta lámina de bronce en forma de mano, en signario ibérico con alguna variación específica para fonemas en euskera….pregunto: ¿no es más ajustado académicamente denominar «lengua vasco-íbera«? Tal como «lengua celtíbera» se le llama académicamente a la lengua de los celtíberos, escrito también en signario ibérico específico. Lengua celtíbera, la lengua de los celtas de Iberia; celtíbero, y no celtónico ni céltico, ¿no? Pregunto.

Porque a nadie se le escapa que la manera de poner nombres a las cosas tiene connotaciones sociales, que el metalenguaje y la semántica, el significante y el significado son temas relevantes en sicología social.  Y ahí lo dejo.

3.- Luego está el tema de quién controla el tiempo. 

¿Por qué dicen que esto tardará entre 10 y 20 años para ser descifrado? ¿Qué ha de ocurrir en esos años? ¿O qué no ha de ocurrir?

La prisa no es buena consejera en ciencia o, dicho de otra manera: la ciencia necesita su tiempo.
Muy de acuerdo.
Pero tomarse su tiempo no significa mantener la investigación «requisada» diez o veinte años, en exclusiva,  en manos de unos pocos, vetando sine die el acceso a otros investigadores, que los hay. 
Esperemos que no caigan en la tentación, haciéndonos creer que solo unos pocos «teólogos» pueden interpretar correctamente «las escrituras». No estará de más recordar que los objetos arqueológicos, en este caso la Mano de Irulegi, son parte de nuestra memoria colectiva, de nuestra historia, es patrimonio de todos los ciudadanos. 
Y la ciencia esperemos que esté al servicio de ese patrimonio «común».

Los expertos dicen tener muchas dudas con el «SORIONEKU» de la primera línea del texto 
y ya del resto «no se entiende ni papa«.

Por lo tanto…

Y yo me pregunto (muy bajo, por si acaso):

¿Cuánto entendemos del bronce de «Botorrica I», contemporáneo al de Irulegi? 

Pues ni papa pero todo el mundo ve señales suficientes para calificarlo como uno de los mejores ejemplos en «lengua celtíbera», sic, sin eufemismos.