Tuve conocimiento de los hallazgos de Iruña-Veleia,
como casi todo el mundo, a través de los medios de comunicación, que en junio
de 2006 anunciaron que unos arqueólogos habían descubierto en Álava la
representación más antigua del calvario, datada en el s. III d.C., y los
primeros textos vascos conocidos. No supe más del asunto hasta noviembre de
2008, en que los medios anunciaron que los hallazgos eran falsos, según había
dictaminado por unanimidad un equipo multidisciplinar de 26 expertos. En la
noticia se mencionaban diversas razones en las que basaban sus conclusiones,
entre las que destacaban el hallazgo de pegamento instantáneo en una pieza y
del nombre del filósofo francés del s. XVII Descartes inscrito en otra. Me
extrañó que una falsificación aparentemente tan burda se le hubiese “colado”
como hallazgo genuino a un equipo de arqueólogos profesionales y que se hubiera
tardado más de dos años en su detección, pero ¿cómo iba yo a dudar de lo que habían
dictaminado unánimemente 26 expertos? (visto en retrospectiva, reconozco mi
ingenuidad al creer lo que se anunció entonces sin cuestionármelo lo más
mínimo, pero el asunto de Veleia me ha enseñado muchas cosas, entre ellas no
creer lo que dicen los medios de comunicación ni los comités de expertos, por
muchos catedráticos que haya entre sus miembros y por muy unánimes que aparenten
ser sus conclusiones – unanimidad que en realidad no existió en el caso de
Iruña-Veleia, como tampoco era cierto el número de 26 especialistas). Tras este
anuncio, tuve curiosidad por saber en qué acababa el asunto, siguiéndolo
esporádicamente en foros de discusión de Internet, gracias a lo cual llegué a
saber que dos personas discrepaban de las conclusiones de la comisión de
expertos: el geólogo belga Koenraad van den Driessche y el filólogo vasco Juan
Martín Elexpuru. Leí sus informes y me parecieron bastante razonables,
haciéndome dudar de lo que había dictaminado la comisión (aquí me parece
obligado reconocer el espíritu crítico de van den Driessche y Elexpuru y su coraje
para tomar la iniciativa de plantar cara a los “argumentos de autoridad” de los
académicos de la comisión). La duda se transformó en estupefacción e
indignación cuando leí los informes de los expertos de la comisión,
particularmente algunos de ellos, colgados en una página web de la Diputación
Foral de Álava, por sus afirmaciones categóricas basadas en una argumentación extremadamente
débil y notoriamente sesgada, cuando no manifiestamente errónea, indignación
que ha motivado que, sin ser experto en las disciplinas que tratan
directamente del estudio de los grafitos, haya decidido escribir sobre el tema para contribuir a que se conozca la verdad. Pero esto es otra historia y ahora debo centrarme en el tema de este post.
directamente del estudio de los grafitos, haya decidido escribir sobre el tema para contribuir a que se conozca la verdad. Pero esto es otra historia y ahora debo centrarme en el tema de este post.
Y éste trata principalmente sobre el argumento
aparentemente más contundente de los anunciados en noviembre de 2008, que es el
sorprendente hallazgo del nombre “Descartes” inscrito en una pieza hallada en un
estrato arqueológico de época romana. La utilización de este argumento fue uno
de los motivos que provocó mi indignación, porque en ninguno de los grafitos de
Iruña-Veleia aparece tal nombre (como tampoco aparecen otras lecturas
inexistentes comentadas en los informes de la comisión constituida por la DFA,
como denoc, zordunai o Nefertari).
Solamente hay una coincidencia en cinco letras de un grafito que contiene la
secuencia SCART, pero las dos letras finales de Descartes son totalmente
imaginarias, la supuesta D es muy dudosa y la supuesta primera E simplemente no
está ahí (Fig. 1). Lo que hay son dos trazos verticales, que pueden
interpretarse o bien como dos I, o como el trazo vertical derecho de una N o
una M seguido de una I, o representar el fonema e escrito como barra doble, pero la E gráfica como tal no está, la
cual, si estuviera, permitiría, como mucho, conjeturar una posible coincidencia
parcial con el nombre del filósofo francés. En vista de ello, la frivolidad de
utilizar el pseudoargumento “Descartes” en una cuestión tan seria como
determinar la autenticidad o falsedad de los hallazgos realizados por un equipo
de arqueólogos profesionales en nada menos que tres informes
técnico-científicos firmados por tres catedráticos y una profesora
universitarios (1-3), con las implicaciones que ello pudiera tener, y
presentarlo ante la opinión pública en apoyo de la falsedad de los hallazgos es
simplemente inaceptable, arrojando una sombra de fuerte sospecha sobre la
totalidad de los informes en los que aparece.
![]() |
Fig.
1. Pieza 11709. Cara interior. SIINIICA / SOCRATIIS / VIRGILIO / ?SCART[
]. Ampliación de ?SCART[ ] a partir de otra fotografía hecha con diferente
ángulo de iluminación.
|
¿Qué necesidad tenían los autores de los tres
informes de inventarse un pseudoargumento tan burdo, si la falsedad de los
grafitos era tan manifiesta, según su opinión, sin tener que recurrir al mismo?
Uno podría sospechar que su utilización se debe a la debilidad de su
argumentación, que no permitiría dar el “jaque mate final que se amaga
numerosas veces y no llega nunca” como comenta el catedrático Rodríguez
Colmenero (4). La lectura “Descartes” les permitiría dar ese jaque mate al que
fueron incapaces de llegar con el resto de los argumentos. Y en su anuncio
público también podría verse un intento de obtener un efecto mediático: los miembros
de la comisión necesitaban justificar sus conclusiones ante la opinión pública
con algo más impactante que unas oscuras elucubraciones filológicas que pocos
del público general serían capaces de entender (habría causado un nulo impacto
en la opinión pública o hasta habría resultado irrisorio haber dicho, por
ejemplo, que se declaraban falsos los grafitos porque no obedecen a la ley de
Linschmann-Aresti, porque Veleia se escribe con V y no con B o porque a
Nefertiti le falta la s final de los
nombres egipcios helenizados). La importancia dada a la opinión pública se
puede apreciar en el artículo de Gorrochategui “Hic et nunc” (5) en el que afirma
que “a nadie se le escapa que esta conclusión [de falsedad] es aceptada por la
inmensa mayoría de la opinión pública vasca” (!) (uno se pregunta, primero,
¿cómo sabe Gorrochategui cuál es la opinión pública sobre los grafitos de
Iruña-Veleia?, y, segundo, ¿qué tiene que ver la opinión pública – que es
cambiante e influenciable por los mensajes que recibe a través de los medios –
con el hecho objetivo y no susceptible de cambio de la autenticidad o falsedad
de los grafitos? Pero la demagogia también juega un papel importante en este
intrincado asunto, como lo muestra la utilización de “Descartes” y, a falta de argumentos
científicos sólidos, el recurso a la opinión pública).
¿Qué pasó con el “argumento estrella” del anuncio
del 19 de noviembre de 2008? Es muy llamativo que el nombre del filósofo
francés esté totalmente ausente del artículo de Joaquín Gorrochategui “Hic et
nunc. Falsificaciones contemporáneas. El caso de Iruña-Veleia” (5) publicado en
2011 y correspondiente al texto de una comunicación presentada en noviembre de
2010 en una reunión científica titulada “El monumento epigráfico en contextos
secundarios. Procesos de reutilización, interpretación y falsificación”. En su
párrafo final, tras su mención a la opinión pública vasca, Gorrochategui afirma
que la aceptación por parte de la misma de la falsedad de los grafitos es
“gracias a que en el mismo lote fraudulento venían calvarios con RIP, menciones
de Nefertiti y extravagancias latinas como las apuntadas antes.” ¿Pero dónde
está el “Descartes” de tres informes y de la comparecencia del 19-11-2008? La
desaparición de “Descartes” del argumentario Gorrochateguiano no era
inesperada, pues ya en marzo de 2010 había dicho sobre la supuesta lectura “yo
le pongo una interrogación, yo no lo aseguro” (6). Pero no fue el único en
rectificar. En noviembre de 2010, en una mesa redonda en la Universidad
Complutense de Madrid, la catedrática de latín y miembro de la comisión de
expertos Isabel Velázquez dijo “Yo no he asumido que ponga Descartes…yo no he
afirmado esto…el problema no es si se lee Descartes o Miscart o qué se lee…¿quién es el otro autor latino o griego que nosotros no conocemos?...¿quién es
este señor en la antigüedad?...no se puede leer nada asimilable a un autor
latino o griego” (7). Lo cierto es que, a pesar de sus negaciones, en sus
informes la lectura “Descartes” está propuesta de forma explícita como
argumento en apoyo de la falsedad de los grafitos y que se presentó como tal en
la comparecencia pública de noviembre del 2008 (y si hubieran tenido dudas
razonables sobre su lectura hubiera bastado con haberlo omitido de sus informes
y del anuncio público de las conclusiones de la comisión). El único que se ha
mantenido inamovible sobre la lectura “Descartes” es el historiador Juan Santos
Yanguas, que se reafirmaba en ella en la misma mesa redonda en la que Isabel
Velázquez manifestaba su rectificación o duda sobre la lectura inicial. Parece
que Santos Yanguas quisiera seguir la estrategia de repetir una mentira muchas
veces, esperando que así se fuera a convertir en verdad o que algún ingenuo se
la creyera.
Si la lectura no es Descartes, y no puede serlo en
una pieza hallada en un estrato arqueológico de época romana, ¿qué otra lectura
se puede proponer? Supongamos que, tal como proponen los miembros de la comisión,
los primeros dos trazos correspondieran a una D. En este caso la lectura sería
DIISCART[ ]. ¿Obliga esta lectura a que el nombre inscrito sea Descartes? En
absoluto. En primer lugar porque el nombre del filósofo francés nunca se ha
escrito con doble barra (II), cuya utilización representando el fonema e solo está documentada en la
antigüedad, siempre con e/E gráfica, por lo que no se puede hacer una
adscripción inequívoca a la modernidad. En segundo lugar, porque faltarían las
letras ES finales. Y en tercer lugar, porque DIIS y CART[ ] (por separado)
están documentados en la epigrafía latina de la antigüedad. Los epitafios de
época romana, en su fórmula más habitual, comienzan con Dis Manibus (a los dioses
manes – los manes son los espíritus de los muertos), o DM en su forma
abreviada, pero no es raro que el dativo plural de deus se escriba DIIS, como en estos epitafios:
![]() |
Fig.
2. DIIS (dativo plural de deus)
en inscripciones latinas.
|
En algunos epitafios se omite de la fórmula manibus, quedando solamente d(is) o diis, seguido del nombre de la persona a quien va dedicado, como en
estos:
Publicación: CIL 06, 29522 EDCS-ID: EDCS-14803488
Provincia: Roma Lugar: Roma
D(is) / L(ucio) Volusio Achili / Volusia Haline
lib(erto) b(ene) m(erenti) / fec(it) et sibi et suis lib(ertis) /
libertabusq(ue) posterisq(ue) / eorum
Publicación: CIL 06, 14048 EDCS-ID: EDCS-15500475
Provincia: Roma Lugar: Roma
Diis / Caiae / vix(it) ann(os) VII / C(aius) Caius
/ et / filiae dulcissim(ae) / et [
Aparte de Dis
Manibus, existen otras fórmulas de dedicatoria o invocación a dioses en
inscripciones latinas que comienzan con DIS o DIIS, como las de estas
inscripciones:
Publicación: AE 1977, 00855 = AE 1989, 00780 EDCS-ID: EDCS-09301287
Provincia: Africa proconsularis Lugar: Kharrouba / Jabal Mansur / Ech
Charoub / Gales
Dis Caesarum / sacrum / C(aius) Firmius Heracla /
C(aius) Iulius Tertius mag(istri) / pa[gi] publica i<m=N>pensa / fecerunt
Publicación: Finke 00007 = CSIR-D-04-03, 00044 = AE
1928, 00187 EDCS-ID: EDCS-11201733
Provincia: Belgica
Lugar: Trier / Augusta
Treverorum
Dis / Casibus / M(arcus) Covirius /
Publicación: Nesselhauf 00002 = CSIR-D-04-03,
00045 EDCS-ID: EDCS-11202081
Provincia: Belgica Lugar: Trier / Augusta Treverorum
Dis / [C]as{s}ib[us] / [
Publicación: CIL 13, 06153 EDCS-ID: EDCS-11000152
Provincia: Germania superior Lugar: Landstuhl
Dis{s} Cas{s}ibu(s) / Matuinus / v(otum) s(olvit)
l(ibens) m(erito)
Publicación: CIL 03, 00493 = ILGR 00041 = IG-05-01,
01569 EDCS-ID: EDCS-27000369
Provincia: Achaia Lugar: Mistras / Sparta
Diis Castori et Polluci sacrum / domus Augusti
dispensator / [
Publicación: CIL 08, 10760 EDCS-ID: EDCS-26801116
Provincia: Numidia Lugar: Lambaesis
Diis Cam(pestribus?) / I[
Publicación: CIL 08, 20746 = D 04432 EDCS-ID: EDCS-26300417
Provincia: Mauretania Caesariensis Lugar: Sour el Ghozlane / Auzia
Diis Caelestibus Augg(ustis) C(aius) Iuli/us
Libosus cum suis omnibus / v(otum) s(olvit) l(ibens) a(nimo) XI Kal(endas)
Iul(ias) p(rovinciae) CCII
En Iruña-Veleia tenemos una dedicatoria a la Diosa
Madre en un ara descubierta recientemente por el equipo de Julio Núñez (8):
[E]ucar[p]us r(ei) p(ublicae) [V]eleian(orum?)
ser(vus) matri deae dedicavit
(Eucarpus, siervo de la república de los veleianos,
lo dedicó a la diosa madre)
Si DIIS fuera una dedicatoria o una invocación a
los dioses, ¿qué significaría CART? Aparte de Carthago y carthaginensis, hay
numerosos nombres documentados en la epigrafía latina que comienzan por CART:
Cartilius/a, Carterius/a, Cartorius/a, Cartorianus/a, Cartus/a, Cartullus/a,
Cartellus/a, Cartorina, Cartea, Cartacus, Cartinia, Cartarius, Cartimanus. ¿Hay
algún problema con que, suponiendo que DIIS y CART[ ] fueran dos palabras
diferentes, falte la separación entre ellas? En absoluto, ya que la escritura
continua, sin separación entre las palabras, es de lo más habitual en la
epigrafía latina, como recuerda Gorrochategui en su informe (1), quien incluyó
la separación que se observa entre las palabras en los grafitos de Iruña-Veleia
entre los argumentos a favor de su falsedad (omitiendo o ignorando el hecho de
que, por ejemplo, en los textos latinos de las tablillas de Vindolanda (9), en
Inglaterra, lo habitual es que las palabras estén claramente separadas entre
sí).
Suponiendo que el significado de DIISCART[ ] fuera,
por ejemplo, “Cartilius a los dioses”, ¿sería muy improbable que tal invocación
a los dioses apareciera después de los nombres Seneca, Socrates y Virgilio? No
sabría decir si sería improbable, pero imposible desde luego que no. Cosas más
extrañas se han visto. Sin salirnos del asunto de Iruña-Veleia, vemos que el
informe de Joseba Lakarra sobre los grafitos vascos acaba con la siguiente
invocación: LAUS DEO (alabado sea Dios), seguido de su firma (Fig. 3) (10).
Desconozco lo que Lakarra quiso significar en el contexto de su informe con tal
expresión, y por qué la escribió en latín, pero, aun siendo inusitado que tal
tipo de invocaciones a la divinidad aparezca en un informe científico, el hecho es que aparece allí, por lo que no
debería extrañarnos que, al igual que Lakarra, alguien en la antigüedad,
después de haber escrito correctamente los nombres de escritores griegos y
latinos, quizá como parte de un ejercicio escolar, hubiera invocado por escrito
a los dioses, como expresión de agradecimiento y alabanza.
![]() |
Fig.
3. “Laus Deo” en el informe de Joseba Lakarra sobre las inscripciones
vascas de Iruña-Veleia (10).
|
A pesar de lo expuesto arriba, y sin excluir la
posibilidad de DIIS CART[ ] como lectura del grafito en cuestión, no es ésta mi
hipótesis preferida. Una primera razón es que en Iruña-Veleia, al igual que en
Vindolanda, las palabras suelen estar separadas. Una segunda, es que en las DI
de Iruña-Veleia, la separación entre la D y la I y la curvatura de la D no son
muy congruentes con lo que observamos en “Descartes” (aunque no se puede
descartar completamente una D con “panza” baja y más pegada a la I de lo
habitual). Y una tercera es que hay otra lectura que me parece más lógica y probable,
tal como argumenté en mi artículo “Comentarios sobre algunos grafitos de
Iruña-Veleia” (11), que es la de NISCART(O). Reproduzco aquí (con algunas
modificaciones) lo que escribí entonces: “Esta lectura deriva de la forma de
muchas Ns de los grafitos de Veleia (incluida la N de SIINIICA dos líneas más
arriba) (Fig. 4). En ellas el trazo oblicuo tiene forma curva, con concavidad inferior, de manera que
si quitamos el trazo vertical de la derecha y borramos la parte inferior de los
otros dos trazos, se asemejan a la parte superior de Ds […] (en la figura se
reconstruye la parte borrada de la letra, de manera que siguiendo la dirección
de los trazos interrumpidos se completaría una N) […]. En cuanto a la
posibilidad de leer una M, el supuesto trazo oblicuo de la derecha es muy
superficial si se compara con los otros trazos de las letras del grafito, y
parece más bien una ralladura accidental, como otras que se aprecian en el grafito
y que se señalan en la figura con elipses. NISCART[ ], podría completarse con
una O final (como en Virgilio y otros nombres de la segunda declinación de los
grafitos de Iruña-Veleia terminados en –O). Si esta fuera la lectura, ¿quién
fue NISCARTO? Escrito así, no corresponde a ningún nombre conocido en la
antigüedad grecolatina. Es posible que, tal como sugiere Rodríguez Colmenero,
nuestro desconocimiento del nombre derive de un error en la escritura. Tales
errores son muy frecuentes en nombres escritos en la antigüedad latina, tanto
en grafitos como en otras inscripciones, y los vemos también en Iruña-Veleia,
como Lausiva por Lavinia, Arcanio por Ascanio, Proserfina por Proserpina,
Perefone por Persefone o Galimatea por
ab Arimathea. ¿Qué nombre de un autor
antiguo de lengua griega o latina podría haberse escrito incorrectamente como
Niscarto? Uno que razonablemente podría haberse escrito así es el del poeta
cómico griego del siglo IV a.C. Nicóstrato (Nicostratus
en latín), hijo del también comediógrafo Aristófanes. ¿Cómo se puede llegar a
Niscarto a partir de Nicóstrato? Por algunas reglas fonéticas elementales, tal
como se explica gráficamente abajo (Fig. 5). La modificación inicial sería la
pérdida de la a átona por síncopa, un cambio banal en el latín vulgar. La
síncopa daría lugar a la formación del grupo consonántico trt, impronunciable para un latino o vascohablante, lo cual
provocaría el desplazamiento o metátesis de la r a la sílaba anterior, la cual a su vez, al formarse otro grupo
consonántico impronunciable, provocaría la metátesis de la s a la primera sílaba. El cambio de a por o es banal, quizá
influido por la a que se perdió, y de
hecho está documentado en inscripciones latinas como faras por foras, pravato por probato, quandam por quondam, Petranius por Petronius o
Amphale por Omphale.
![]() |
Fig. 4. ?SCART[ ] en la pieza 11709: comparación de
los tres trazos iniciales con Ns y con DIs de Iruña-Veleia.
|
![]() |
Fig. 5. De Nicóstrato a Niscarto.
|
El nombre Nicostratus
y sus declinaciones aparecen en al menos 67 inscripciones latinas de la
antigüedad, tres de ellas en Hispania. Aunque el comediógrafo griego con ese nombre
actualmente es apenas conocido, es probable que en la antigüedad su
conocimiento fuera mucho más extendido, como lo demuestra la existencia de la
sentencia latina referida al poeta cómico “Ut Nicostratus omnia faciam” (todo
lo haré como Nicóstrato), refiriéndose a una acción bien hecha y emprendida con
éxito. Además de Nicóstrato, una segunda posibilidad es que Niscarto derive de
Nicarco (Nicarchus en latín), poeta
epigramático griego del s. I d.C. Su transformación en Niscarto requeriría la
inserción de una s epentética delante de la c y el cambio de la ch (pronunciado
/k/ en latín y muy frecuentemente transcrito como c en inscripciones latinas) a
una t. Las s epentéticas están documentadas en latín, como quadriSporticos, DaSmasco
o reSticulas
en el Itinerarium Antonini Placentini (s. VI d.C.), ‘corusucus non Scoriscus’ en Appendix Probi o Scarie por caries en una inscripción. El cambio de c o ch por t también está documentado en
inscripciones latinas, como ArTlaus por Archelaus o sarTofago por sarcophago, pudiendo influir en el caso de Nicarco un fenómeno de
disimilación consonántica. Nicarco está documentado en la epigrafía latina,
apareciendo en al menos 8 inscripciones como Nicarchus o Nicarcus. La
presencia de un poeta griego, ya sea Nicóstrato o Nicarco, en el grafito a
continuación de Virgilio tiene cierta lógica, ya que si después de un filósofo
latino, Séneca, va uno griego, Sócrates, es razonable esperar que después de un
poeta latino vaya uno griego.”
La analogía parcial con Aristarco (Aristarco de
Samotracia fue un gramático griego famoso en la antigüedad) podría también
haber influido en la transformación de Nicóstrato o Nicarco en Niscarto. Aunque
la analogía más previsible con dicho nombre debería haber dado lugar a
Nistarco, en latín la secuencia fonética cart
es mucho más frecuente que tarc, lo
cual podría haber favorecido el intercambio de posiciones entre la t y la c (en concreto, en las inscripciones latinas de la base de datos
epigráfica de Clauss-Slaby (12), cart
es 4,5 veces más frecuente que tarc y
en la base de datos de textos literarios latinos clásicos “PHI Latin Texts”, el
factor a favor de cart es de 6,2). En
el caso de Nicóstrato, la posición anterior de la c con respecto a las ts
podría también haber determinado el orden de las consonantes observado en
Niscart(o).
Por otra parte, es interesante notar que en la cara
opuesta de la pieza en la que aparece +SCART[ ] está escrita la palabra
TIIATRO, junto con la representación de una máscara teatral y la figura
esquemática de un teatro romano (Fig. 6), lo cual estaría en consonancia con la
condición de autor de comedias de Nicóstrato.
![]() |
Fig.
6. Pieza 11709. Cara exterior. TIIATRO, máscara teatral, plano de teatro
grecorromano.
|
A pesar del esfuerzo argumentativo, mi propuesta de
lectura del famoso grafito como Niscart(o) no ha tenido ningún eco, sino que ha
sido completamente ignorada, sin que haya podido hacerse ni si quiera un
pequeño hueco frente a la lectura imperante entre los “veristas”, que es la de
Miscart. Creo haber leído en algún sitio (no recuerdo dónde) que esta lectura
fue propuesta inicialmente por Eliseo Gil. Posteriormente también fue defendida
por Hector Iglesias como nombre de divinidad o persona cartaginesa (13) y por
Idoia Filloy (14) (aunque en una nota a pie de página no descarta que Miscart se pueda referir al poeta griego Nicarco). Dicha lectura es la que aparece en el informe de Alicia
Satué sobre el latín de Iruña-Veleia (15) y en la Ostracabase (16) y es la que
propone Rodríguez Colmenero como variante del nombre de la divinidad fenicia
Melkart (17). Recientemente, la asociación Euskeraren Jatorria, en una nota
publicada en Argia (18) y en un escrito remitido a la Facultad de Letras de la
Universidad del País Vasco (19), insiste en la lectura Miscart. Por lo tanto,
parece que esta es la lectura casi unánime entre los “veristas”. Yo, en cambio,
en las fotografías a las que tengo acceso, no consigo ver claramente una M, por
mucho que me esfuerce en querer verla, y no la consideraría seriamente si no
fuera porque los arqueólogos, que han examinado directamente la pieza, sugieren
que puede ser real. Si la M fuera tan clara, se me hace difícil pensar que ninguno
de los cuatro autores de tres informes que supuestamente han inspeccionado
personalmente la pieza hayan ni si quiera considerado esta posibilidad (otra
cuestión es la imaginación que hayan puesto para completar los fragmentos que
faltan). Por otra parte, buscando en la Epigraphik
Datenbank, no aparece ninguna Miscar ni Miscart. En búsquedas con Google, el
nombre de la divinidad cartaginesa aparece siempre como (Hathor-/Hoter-) Miskar
(en transcripción de inscripciones en lengua púnica). Si alguien sabe de alguna
inscripción en la que aparezca como Miskart, agradecería que nos diera la
referencia. No me molesta en absoluto que se esté en desacuerdo con mi propuesta
de Niscart[ ], pero me sorprende que, después de haberla razonado detalladamente
y con apoyo gráfico, se la haya ignorado completamente frente a la hipótesis
alternativa. Aprovecho por lo tanto este post para pedir al menos a los pocos
que intervenimos habitualmente en este blog, y también a los que no lo hacen, que
den su opinión al respecto. Si se llega a la conclusión unánime de que mi
hipótesis es errónea y que la correcta es Miscart, deberé entender que se
proponga esta lectura como la real. En caso contrario, habrá que dejar lugar
para la duda.
He hablado de “veristas”, porque es así como se ha
dado en llamar a los que opinan que los grafitos de Iruña-Veleia son o pueden
ser auténticos (entre quienes me encuentro), en contraposición con los
“falsistas”, quienes opinan que son, con absoluta o casi absoluta seguridad,
falsos. Sin embargo, la división en estos dos campos es una simplificación
irreal de las posturas existentes, entre las que hay numerosos matices que
difuminan la línea de separación. Por ejemplo, entre los miembros de la
comisión de la DFA, y contrariamente a la pregonada unanimidad de la misma, no
se puede incluir entre los falsistas, si nos atenemos al texto de su informe (20),
al químico Juan Manuel Madariaga, quien fue incapaz de llegar a ninguna
conclusión sobre la autenticidad o falsedad de los grafitos, como reconoce el
propio Gorrochategui en su artículo “Hic et nunc” (5). Tampoco se debería
incluir estrictamente en este grupo al arqueólogo británico Dominic Perring,
quien, aunque opinaba que los hallazgos
eran probablemente un “elaborate hoax” (un fraude elaborado – nada de “burda
falsificación” como los han calificado otros), no estaba en absoluto seguro de
ello, exigiendo el cumplimiento de requisitos rigurosos antes de llegar a una
conclusión definitiva sobre su autenticidad o falsedad, como su estudio por los
más destacados expertos internacionales, la publicación de estos estudios tras
revisión por pares y la realización de pruebas científicas sobre las piezas y
de excavaciones de contraste (21). Por otra parte, dentro de cada uno de los grupos
no hay un “pensamiento único”, sino que existe diversidad de opiniones y puntos
de vista sobre los grafitos. Entre quienes nos inclinamos hacia la
autenticidad, una de las discrepancias corresponde a la lectura del grafito
+SCART[ ] comentado en este post, pero no es la única. Otras son, por ejemplo,
la interpretación del grafito Deidre como nombre celta, como palabra céltica
con el significado de tercero/a o como variante de los nombres latinos Dido/a o
Diodorus/a, la lectura de Nepertari o Nepertati [en la Ostracabase, la que se
hace es Nepertari, aunque entre la A y la I yo no soy capaz de ver otra letra
que no sea una T (22) – aquí también me gustaría conocer otras opiniones],
el significado de “Neur cordu mai”, la lectura Virgine vs. Virgunie y sus dispares
connotaciones lingüísticas, la interpretación de Denos como nombre celta
antiguo o como vulgarización de la expresión latina “da nobis”, o la posible presencia
de posesivos latinos apocopados en Iruña-Veleia, algunas de las cuales han sido
objeto de discusión o podrían serlo en el futuro. El grupo de los denominados
“falsistas” tampoco forma un bloque homogéneo con opiniones idénticas, aunque
no puedo encontrar otra explicación a las numerosas coincidencias entre los
informes filológicos y el epigráfico que sus autores se han copiado entre sí en
argumentos como el de “Descartes”, la supuesta imposibilidad de “Js”, “comas” y
“comillas” en la antigüedad, la interpretación de una flecha como signo
matemático moderno de implicación, la
supuesta imposibilidad de “Octavio Augusto”, la errónea atribución a Tomás de
Kempis de la autoría de la sentencia “homo proponit sed Deus disponit”, la
interpretación de “ad maiorem Dei gloriam” como lema jesuítico, la derivación
de Galimatea del galicismo galimatías, la lectura “zordunai” por “cordu mai”, o
los argumentos sobre la imposibilidad de ks
y zs en palabras vascas antiguas. En
este grupo se observan además posturas cambiantes con el tiempo. De los
pertenecientes a la comisión de la DFA, solo sé de uno que en todo momento ha
mantenido una postura firme e inamovible sobre los grafitos, que es Julio
Núñez, actual director de las excavaciones de Iruña-Veleia, quien tiene un
obvio conflicto de interés que le impide poner mínimamente en duda la falsedad
de los mismos. Incluso Lakarra, que fue el primero de los miembros de la
comisión en cuestionar la autenticidad de los grafitos y quien en su informe se
expresó con más contundencia a favor de su falsedad, ha afirmado que la
discusión sobre los mismos “no se ha cerrado bien. No he visto ningún artículo
en ninguna revista científica” (23), lo cual implica cuestionar la validez del
proceso llevado a cabo para evaluar la autenticidad de los hallazgos. Otro
autor que ha expresado opiniones cambiantes sobre los grafitos de Iruña-Veleia
es Joaquín Gorrochategui, quien ha pasado sucesivamente de defender su
autenticidad a ponerla en duda, a afirmar categóricamente su segura falsedad, y
a, posteriormente a la redacción de su informe, decir en público que “mis
opiniones pueden ser rebatidas por otras personas o por otra comisión” y “que
vengan los arqueómetras mejores que hay en el mundo y que digan algo” (6). No
un arqueómetra cualquiera, sino los mejores del mundo. No puedo estar más de
acuerdo con la propuesta de Gorrochategui, a la que solo cabría añadir aquello
de “se puede decir más alto, pero no más claro”.
Referencias
1. Gorrochategui, Joaquín. Dictamen a la comisión
asesora de la Diputación Foral de Álava sobre los hallazgos epigráficos de
Iruña-Veleia. 2008. http://www.sos-irunaveleia.org/dictamen-de-joaquin-gorrochategui.
2. Velázquez, Isabel. Los grafitos latinos de
Iruña-Veleia. 2008. http://www.sos-irunaveleia.org/informe-sobre-los-grafitos-latinos-de-iruna-veleia.
3. Ciprés Torres, Pilar, Santos Yanguas, Juan.
Informe epigráfico-histórico sobre los graffiti hallados en Iruña-Veleia en
2005 y 2006. 2008. http://www.sos-irunaveleia.org/informe-epigrafico-historico.
4. Rodríguez Colmenero, Antonio. Iruña-Veleia:
sobre algunos grafitos singulares aparecidos en las excavaciones arqueológicas
de la ciudad romana. Un parecer. 2009. http://www.sos-irunaveleia.org/colmenero.
5. Gorrochategui, Joaquín. Hinc et nunc.
Falsificaciones contemporáneas. El caso de Iruña-Veleia. En: “El monumento
epigráfico en contextos secundarios: Procesos de reutilización, interpretación
y falsificación”. Editores: Joan Carbonell Manils, Helena Gimeno Pascual y José
Luis Moralejo Álvarez. Servei de Publicacions de la Universitat Autònoma de
Barcelona. Bellaterra (Barcelona). 2011.
http://www.amaata.com/2013/12/hic-et-nunc.html.
6. Gorrochategui, Joaquín. Turno de preguntas de la
conferencia “Aspectos lingüísticos de las inscripciones de Iruña-Veleia”.
Vitoria-Gasteiz. 25/3/2010. http://www.sos-irunaveleia.org/conferencia-silgo-iglesias.
7. Velázquez, Isabel. ¿Dioses, reyes y hombres en
la ciudad romana de Veleia? Mesa redonda-debate. Universidad Complutense de
Madrid. 19/11/2010. http://www.box.net/shared/static/756yxbv4dy.mp3.
8. Van den Driessche, SOS Iruña-Veleia. Afirmado el
nombre de Veleia tal como aparece entre los grafitos excepcionales. Ama Ata,
febrero 2013. http://www.amaata.com/2013/02/descubren-en-iruna-veleia-una.html.
9.
Vindolanda tablets online. http://vindolanda.csad.ox.ac.uk/.
10. Lakarra, Joseba. Informe sobre supuestas
inscripciones eusquéricas antiguas de Veleia. 2008. http://www.sos-irunaveleia.org/sobre-supuestas-inscripciones-euskericas-antiguas-de-veleia.
11. Thomson, Miguel. Comentarios sobre algunos
grafitos de Iruña-Veleia. 2011. http://www.sos-irunaveleia.org/start#autenticidad.
12.
Epigraphik Datenbank. Clauss-Slaby. http://www.manfredclauss.de/gb/index.html.
13. Iglesias, Héctor. Les inscriptions de
Veleia-Iruña. 2009. http://www.sos-irunaveleia.org/iglesias.
14. Filloy, Idoia. Informe sobre los textos en
latín de los grafitos de carácter excepcional de Iruña-Veleia. 2009. http://www.sos-irunaveleia.org/latin.
15. Satué, Alicia. El latín de Iruña-Veleia. 2013. http://www.sos-irunaveleia.org/satue.
16. Ostracabase. http://www.sos-irunaveleia.org/arqueologia:arqueologia.
17. Rodríguez Colmenero, Antonio. Grafitos, textos
y diseños de la Veleia romana: la urgencia de una solución. 2012. http://euskararenjatorria.net/wp-content/uploads/2012/12/04-Antonio_Rguez_Colmenero2.pdf.
18. Euskeraren Jatorria Elkartea. Iruña-Veleia:
egin nahi ez dituzten datazioek hilabete batean argituko luketen gaia. Argia.
28-05-2014. http://www.argia.com/albistea/iruna-veleia-egin-nahi-ez-dituzten-datazioek-hilabete-batean-argituko-luketen-gaia.
19. Euskeraren Jatorria Elkartea. Iruña-Veleia y la
Facultad de Letras de la UPV. 03-06-2014. http://euskararenjatorria.net/wp-content/uploads/2014/06/Iruna-Veleia-y-la-Facultad-de-Letras-de-la-UPV.pdf.
20. Núñez, Julio. Estudio e investigación del
yacimiento de Iruña Veleia. Análisis químicos. 2008. http://www.sos-irunaveleia.org/madariaga.
21.
Perring, Dominic. An evaluation of the reliability of the stratigraphic
sequences and findings described in the “Report on the discoveries of
exceptional graffiti in the Roman city of Veleia (Iruña de Oca, Alava)”
prepared by Idoia Filloy Nieva and Eliseo Gil Zubillaga. 2008. http://www.sos-irunaveleia.org/informeaa.
22. Thomson, Miguel. NIIFIIRTITI NIIPIIRTITI
NIIPIIRTATI HAMSII. Ama Ata. Marzo 2013. http://www.amaata.com/2013/03/niifiirtiti-niipiirtiti-niipiirtati.html.
23. Lakarra, Joseba. Entrevista en diariovasco.com.
1/7/2011.