Artículo:

Megalitismo y cuevas sepulcrales en Gipuzkoa. Distribución espacial y características generales
Edeso Fito, José Miguel ; Mujika Alustiza, J. Antonio
Isturitz. 12, 2012, 83-114

Descargable aquí

 

Gipuzkoa cuenta con más de 200 dolmenes, más de 110 cuevas sepulcrales y más de 20 cromlechs. Donde los dolmenes y cuevas sepulcrales pueden ser contemporáneos (neolítico – bronce), los cromlechs son claramente posterior, de la edad de hierro. Generalmente se asocian los dolmenes y cromlechs con el pastoreo. Pero en realidad todavía no entendimos bien cual ha sido su función aparte de ser sepulcro para los muertos, y lugar de incineración de los muertos respectivamente. Qué relación tienen los abrigos sepulcrales con los dolmenes?
Un número importante ha sido excavado, pero otro número queda sin excavar, de manera que quedamos todavía con un conocimiento parcial de lo que se podría saber.

Un aspecto que en Gipuzkoa nunca ha sido investigado en general, es qué podemos aprender de la distribución de los 3 elementos.

En el artículo que se menciona aquí un geógrafo combina sus artes con las de un arqueólogo, ambos en realidad muy buenos conocedores del tema, en un análisis espacial de la distribución de los 3 fenómenos.

Ya desde simple vista se observa en la siguiente figura que los cromlechs se limitan a la zona noreste, y que la mayoría de las cuevas sepulcrales se encuentran en la parte noroeste. Evidentemente son las cuevas y abrigos mucha más presentes en zonas karsticas y necesitan mínimamente un afloramiento de rocas (se puede ampliar la figura haciendo click encima).

Un segundo fenómeno relevante es que los dolmenes son más frecuentes  en la parte alta del relieve. Esto observamos en el siguiente gráfico.
Los autores entran después con mas detalle en la distribución de los dolmenes, y analizan aspectos como orientación, intervisibilidad (‘el dolmen como hito’), la densidad y distancias entre dolmenes. Evidentemente el porte de este tipo de análisis se limita por la no coetaneidad, es decir los dolmenes no son necesariamente contemporáneos.
De las cuevas sepulcrales aprendemos que la gran mayoría se encuentra por debajo de los 500 m, en contraste con los dolmenes que mayoritariamente se encuentran por encima de los 500 metros. La ausencia de dolmenes en la zona del Bajo Deba y Urola es llamativa, justamente zona de mayor densidad de cuevas sepulcrales.
Los autores sacan conclusiones interesantes como por ejemplo que los dolmenes son repartidos de manera desigual sobre el territorio y separado por zonas aparentemente vacías y concentrado en los llamadas estaciones megaliticas, que en muchas ocasiones todavía coinciden con zonas de pastoreo y en alineaciones en cordales montañosos que coinciden con rutas de trashumancia, algunas bien conocidas.
En un gran número de casos, con sus excepciones los tres elementos son antagónicos, es decir donde aparece un fenómeno, no aparece el otro, y esto en el caso dolmenes – cromlechs se trata de un fenómeno diferenciado en el tiempo, lo cual es altamente curioso.
Creo que es un estudio de síntesis muy interesante, sobre todo porque los autores no simplemente realicen un análisis estadística, son también los mayores especialistas en el tema en Gipuzkoa, que han excavado desde hace muchos años los dolmenes y cueva sepulcrales y han ‘pateado’ todo el relieve,