“… no ha habido ninguna falsificación ni, en consecuencia, falsificador. La atribución de la falsificación es producto de circunstancias precisas, la histeria e incompetencia de los políticos y sus asesores, abonada por la imprudencia y soberbia de ciertos académicos, alimentada por intereses concretos de otros arqueólogos, difundida por la prensa amarilla y aceptada por la justicia, que desecha sin más los argumentos científicos de la defensa; y por encima de todo, adobada por la estulticia humana.” Xabier Gorrotxategi. Criterios para la autentificación de los óstraca romanos de Iruña-Veleia y su aplicación en la determinación de su veracidad.

El artículo con el título que encabeza este post está disponible desde hace algunos días en Academia.edu, dividido en 2 partes:

https://www.academia.edu/77575378/Criterios_primera_partehttps://www.academia.edu/77782806/Criterios_segunda_parte

Su autor es Xabier Gorrotxategi, Doctor en Geografía e Historia (Arqueología), quien cuenta en su curriculum el haber sido director de excavaciones arqueológicas de campo y de proyectos de intervención (1979-2002), director y codirector de investigaciones arqueológicas, seminarios y congresos (1978-fecha actual) y autor de dos libros y 24 artículos publicados sobre el patrimonio prehistórico e histórico.

En su artículo, Gorrotxategi establece, mediante una elaborada argumentación, 82 criterios (indicios, indicios relevantes y pruebas directas) que apoyarían la autenticidad de los óstraca hallados en el yacimiento arqueológico de Iruña-Veleia (Álava) por el equipo de Eliseo Gil. El autor también hace una crítica demoledora de los informes de la Comisión Científica Asesora en los que se declararon falsos los grafitos y de la actuación de sus miembros (resumida gráficamente en el esquema de abajo), así como de los poderes públicos que intervinieron en el caso y de la sentencia judicial que condenó a Eliseo Gil como presunto autor de las supuestas falsificaciones.

Elementos de la actuación deficiente de la Comisión.

El resumen del artículo que nos ofrece su autor como presentación es el siguiente:

“El tema del artículo es el establecimiento de los criterios para determinar la veracidad de los óstraca de la ciudad romana de Iruña-Veleia (Alava/Araba, País Vasco/Euskal Herria).

En este artículo se sistematizan todos los elementos de contexto de los óstraca con objeto de poner bajo crítica el diagnóstico de falsedad realizado por algunos miembros de una Comisión y posibilitar un verdadero proceso de autentificación. Se establecen 82 criterios, que son pruebas de veracidad de diferentes niveles, indicios (18), indicios relevantes (42) y pruebas directas (22), que pueden justificar la veracidad de la mayoría de los óstraca del yacimiento.

El conjunto de Iruña-Veleia se debe definir como excepcional y es comparable a las tablillas de Vindolanda y a los grafitos de las paredes de Pompeia. Su excepcionalidad radica en la elección de una técnica, el grabado sobre cerámica o soporte duro, que ha permitido la perduración de los mensajes grafitados, letras o dibujos.

Nos informan en latín popular, y en ese campo permiten una concreción cronológica, sobre procesos lingüísticos específicos en la evolución del latín vulgar hacia los romances.

Y se atestigua una lengua nativa, el euskara zaharra o aquitano, que se incorpora a los testimonios escritos de otras, por ejemplo de las tres que rodeaban al éuskaro, el galo, el íbero y el llamado celtíbero.”

Al final del artículo, como conclusión, hace un resumen de las principales aportaciones de la investigación descrita:

APORTACIONES DE ESTA INVESTIGACIÓN.

A nivel general han sido las siguientes:

1, se ofrece un modelo de análisis de objetos grafitados romanos compuesto de 82 criterios;

2, se aplica el modelo de análisis a los grafitos y óstraca de la ciudad romana de Iruña[1]Veleia.

A nivel particular señalaríamos estas cuestiones:

1, se exponen los elementos fallidos del discurso científico elaborado por la Comisión organizada por la Diputación Foral de Álava/Araba para diagnosticar sobre los óstraca;

2, se establecen críticamente cuestiones sobre los óstraca euskéricos, latinos, epigrafía, iconografía, diversas temáticas, arqueometría, que concluyen la compatibilidad de las informaciones con la época romana;

3, se desvalorizan de manera crítica los 39 criterios empleados por los falsistas para el diagnóstico de falsedad;

4, se denuncia la caza de brujas contra los directores de la excavación arqueológica.

5, se exponen los argumentos de la sentencia judicial que condena al director sin una sola prueba de falsificación, por llamados indicios, todos ellos sin ninguna relevancia científica.

6, se reivindica la caracterización del yacimiento como extraordinario o excepcional, de acuerdo con la información proporcionada por sus óstraca grabados.

7, se sistematizan los criterios de análisis y se caracterizan como evidencias, evidencias relevantes y pruebas de veracidad;

8, se contrasta cada criterio de análisis con las circunstancias de la investigación arqueológica y con los diferentes objetos registrados;

9, se diagnostica en diferentes áreas de análisis la inexistencia de pruebas de falsificación y se concluye con la veracidad de los óstraca.

10, se desvela la contradicción entre sentencia judicial, que condena sin pruebas, e investigación científica, basada en datos objetivos relevantes.

11, se visualiza y sistematiza la información mediante la elaboración de esquemas (en número de 4), de cuadros (5) y de fotografías versionadas de los óstraca (13).”

Abajo, transcribo algunos extractos que me parecen más destacables (el resaltado con negrilla es mío):

“Durante el proceso de estudio, la dinámica usual de excavación-investigación fue alterada cuando una información procedente de terceras personas sugirió o afirmó (solo hay un reconocimiento parcial de la cuestión) que los óstraca eran (o podían ser) producto de una falsificación. Esta información, que calificamos de infundio interesado (y en todo caso, no demostrado), determinó una respuesta por parte de algunos filólogos que dieron por falsos los documentos de entrada, tal como exponen en sus informes(Lakarra 2008), conociendo solo unos pocos de los óstraca, y antes de llevar a efecto un proceso de investigación de todas y cada una de las piezas del colectivo. Esta asunción acrítica, y el rechazo previo de todos los grafitos, fue decisiva en los diferentes acontecimientos que se sucedieron, porque una vez interiorizado un diagnóstico, no iban a aceptar ninguna rectificación. Para sus autores el mantenimiento de su status profesional está por encima del establecimiento de una discusión científica, que se ha negado una y otra vez. Solo es necesario un alineamiento con una determinada tesis, la suya, de todos aquellos colocados en el aparato institucional. Los demás no cuentan.”

“Es oportuno calibrar la construcción del diagnóstico de falsedad. Esta supuesta falsedad de los óstraca se basa en la verdad apriorística de que era una falsificación, lo que determina un sesgo insuperable, el ‘efecto túnel’. Así, no hay un diagnóstico basado en que los óstraca muestran tanto mensajes homologables con la antigüedad como mensajes anacrónicos, que es lo que caracterizaría a una falsificación, que intenta siempre ser homologable (v. criterio 82 de esta investigación). En efecto, aquellos elementos compatibles con la veracidad se obvian, ocultan o descartan de antemano (casi no se cita ninguno) y los segundos se acumulan de forma acientífica y sin justificar (v. Gorrotxategi: inédito b) como si las simples aseveraciones de imposibilidad, de anacronía, fueran suficientes para el diagnóstico, por estar formuladas por investigadores de alto nivel (supuesto). Precisamente solo la aportación de paralelos de los mensajes grabados ha desarmado múltiples manifestaciones superficiales de los comisionados.”

Para su subsistencia ha sido necesario desde el primer momento la monopolización del relato, lo que ha llevado a esconder el diagnóstico no publicando ningún artículo sistemático sobre los grafitos (reducidos a temas tangenciales que hemos citado), dar por concluido el debate antes de comenzar, impedir la publicación de alternativas científicas, y tergiversar la opinión de otros investigadores en desacuerdo con la falsificación (Frank 2022).

La determinación de la veracidad de los grafitos no puede proceder solamente de la certificación de algunos filólogos, sino del acuerdo multidisciplinar de investigadores en campos diversos. Y aún menos cuando dichos lingüistas establecen sus conclusiones sin seguir un procedimiento científico homologable. Sus carencias se explicitan en toda su crudeza cuando se constata en sus diagnósticos tanto la ausencia de la búsqueda de paralelos de los epígrafes analizados como la de alternativas interpretativas homologables, dos recursos propios de las ciencias sociales y de la investigación científica en general.”

 “Así que, en conjunto, los nombres YAVHE, IOSHE y MIRIAM son simplemente nombres hebreos o arameos retranscritos, inseguramente quizás, por un sistema ortográfico propio del latín vulgar. Obsérvese que esa inseguridad se manifiesta en otros errores de transcripción del mismo colectivo (v. fig. 16): SAMVELL, ABRHAM, ISSAAC. Considerados como un colectivo peculiar, su originalidad aboga por que sean tomados por verídicos. No han podido ser copiados por un falsificador porque no hay original al que remitir para hacer la copia.”

Esta Comisión emplea ese recurso con frecuencia, cuartear la información, y solo desvelar una parte por el todo para concluir en función de esa acción. Todo ello producto de una elección interesada inaceptable en una autentificación, que debe hacerse sobre todos y cada uno de los objetos, y todas y cada una de sus características.”

Uno de los casos, desvelado por Filloy (2009a: 237-241), es el del nombre escrito en un grafito PLUTON.Señalado el nombre como «…inexistente en latín…» por Joaquín Gorrochategui (2008), en el Resumen presentado por I. Velázquez en la Comisión lo presenta como una anomalía, ya que «…supondría ya la evolución a partir del acusativo del nombre personal, ya que éste en latín es en –o… y tendría que haberse escrito Pluto o si pudiésemos admitir un uso de acusativo por nominativo… habría aparecido Plutone(m), jamás en la forma en la que se presenta…». Sin embargo, Eliseo Gil defendió públicamente en prensa y televisión que existía la forma Pluton en epigrafía romana, lo que hizo que la citada autora al presentar su Informe posteriormente (Velázquez 2008) variara el diagnóstico: «…al no ser desconocida la grafía Pluton, tomada a partir del nombre griego, no la considero otra grafía irregular aquí <obsérvese el uso de dos negaciones para no calificar al nombre como conocido, denominado ‘no desconocido’, y como verdadero, denominado ‘no irregular’ (v. el uso del lenguaje en los informes de los comisionados en Gorrotxategi: inédito b)>, en aras de un estricto rigor en el análisis <querrá decir científico>. No obstante, el problema no se plantea por la presencia de PLVTON en nominativo, que puede ser correcto en latín <no es que pueda, es que lo es, y a continuación dice que el nombre es falso porque va acompañado de otros nombres falsos, en un diagnóstico manipulador que solo intenta blanquear su desconocimiento>…».

La incapacidad de trazar un perfil del falsificador. Estas contradicciones en la determinación del falsificador por parte de los comisionados (v. criterio 24) y la policía (que en su peritaje interpretan y concretan varios falsificadores, cinco, algunos no juzgados) son el signo de la inexistencia de tal falsificador y como tales indicio de veracidad de los óstraca. Ya hemos considerado que los variados tipos de letras, el uso de soportes distintos, la multiplicidad de temas y técnicas y la aparición en entornos espaciales y temporales distintos son la prueba inequívoca de una pluralidad de ejecutantes, lo que no son capaces de captar ni evaluar los antedichos, que determinan un autor con perfil variado, y al tiempo inconcreto, todo ello elucubración vana.“

“La evaluación equivocada de los diagnósticos de la Comisión en el campo de las grafías es un indicio de veracidad. Lo que necesita este apartado es una recopilación sistemática de todas las letras empleadas y sus variantes para realizar las consideraciones pertinentes basadas en referencias exactas, formales, temporales y espaciales, y no sobre impresiones subjetivas y aleatorias (v. criterios 58 y 59).  Cómo pueden los comisionados hacer consideraciones sobre las formas de las letras sin establecer ese corpus previo para poder comparar las diversas soluciones entre sí y en el espacio es algo que me deja confundido. Los comisionados se fían de su memoria visual y de su selección, que no sabemos bajo qué criterio se ha hecho, para calificar al repertorio de falso. Esto no tiene nada que ver con un procedimiento, es sin más una serie de impresiones personales, más o menos fundadas. Sin embargo, son para ellos notorios argumentos de falsedad, aunque ya sabemos que el listón de la falsedad está a ras de suelo.”

La no utilización de un procedimiento científico homologable por parte de la Comisión deja inerte el argumentario pro falsedad de los óstraca, que queda indemostrado, y se constituye en indicio de veracidad de los mismos…”

 “La incomprensión por parte de la Comisión de los elementos que conforman una falsificación es un indicio de veracidad. En efecto, la Comisión ni se plantea una reflexión sobre cómo se organiza una falsificación, cuestión relevante, en general, para evaluar diversas observaciones que se realicen sobre los objetos grabados y, en particular, para identificar elementos falsificados. Una falsificación tiene cuatro normas generales en el ámbito del procedimiento, que se proyectan directamente sobre lo falsificado (v. fig. 18): 1) La simplicidad general de los objetos falsificados, en general únicos; 2) La homologabilidad, la reproducción de lo conocido, sin la introducción de novedades que delatarían fácilmente el engaño; 3) La saciabilidad, por lo que no se debe incrementar el número de elementos falsificados por encima de un nivel razonable, siempre lo más limitado posible; 4) la ineluctabilidad, que propicia hurtar de contexto histórico-arqueológico al objeto falsificado, que carece de contexto arqueológico. Si el caso objeto de estudio no cumple esas normas, la falsificación se muestra incoherente, hasta el punto de que puede pensarse que es inexistente.”

“… un falsificador debe respetar una condición previa que distingue la falsificación de la mera broma, y es que corresponda el mensaje con la época a la que quiere atribuir lo falsificado.Así que, si es una falsificación de época romana y se trata de un texto se realizará en latín culto, clásico y los supuestos protagonistas representados pertenecen a la época. Por eso, el argumento de diversos comisionados de que los textos están escritos en castellano (o euskera actual) es absurdo en sí mismo e inválido, como hemos visto con anterioridad. Son igualmente absurdas e inválidas las interpretaciones de que se ha escrito en un óstracon el nombre de un filófofo moderno, como Descartes. Estas supuestas interpretaciones incumplen las reglas de la falsificación más elemental que pueda imaginarse.

El diagnóstico más zafio imaginable parece servir para actuar contra los arqueólogos. Es evidente que también existía la alternativa, descartada por los comisionados, de que los arqueólogos publicaran los resultados, y de actuar científicamente de manera crítica sobre ellos, pero se actuó desde el principio contra esa posibilidad. De hecho, la administración impidió la publicación de los óstraca (y también alguna revista especializada), entiendo que como expresión de un asesoramiento interesado, impulsado por el peso académico de los implicados en una parte de la Comisión. Esto significa también que el diagnóstico llevó aparejado desde el principio la necesidad de control del relato, cuestión que se ha llevado sin fisuras hasta nuestros días. Sin embargo, el impedir la publicación de interpretaciones alternativas es una prueba de la inconsistencia de los análisis promocionados por los comisionados.”

La obcecación irracional en negar la validez del conjunto, previa al estudio científico, lleva a la negación sistemática de la validez de todas las observaciones efectuadas, sin caerse en la cuenta de las contradicciones de los argumentos desarrollados sobre ellas, ni entender qué elementos son signos o pueden serlo de una falsificación, y cuáles opuestos a ella. Esto lleva a que los comisionados ni entiendan ni quieran entender un proceso verdadero de autentificación. Si lo hubieran establecido habrían concluido que sus observaciones de falsedad son contradictorias con el sentido y la finalidad de cualquier falsificación, aun elemental. En todo caso, el diagnóstico que trazan es solo una cáscara vacía.”

 “Que un yacimiento que muestra esta riqueza de información histórica variada esté sin investigar, que no se cierre el conflicto consecuencia de interpretaciones opuestas sobre los óstraca, y que no se realice una estrategia encaminada a la recuperación de más testimonios de esos campos citados es inexplicable en un país desarrollado. Por eso hago un llamamiento a la comunidad internacional para que se involucre en el estudio y autentificación de los óstraca extraídos y proponga la realización de nuevas excavaciones.