Traigo a discusión una noticia que he leído hoy mismo y me ha llamado mucho la atención: 

«Affreschi italiani appena restaurati hanno rivelato quello che poteva essere il sacerdozio femminile nella Chiesa cristiana. Gli affreschi, risalenti tra il 230-240 dC, sono alloggiati all’interno delle catacombe di Priscilla di Roma e sono stati presentati dal Vaticano questa settimana.» (http://www.globochannel.com/2013/11/21/vaticano-scoperti-affreschi-con-donne-sacerdote-datati-230-240-dc/)

Hace apenas una semana han sido descubiertos en Roma unos frescos en las catacumbas de Priscilla que fueron realizados entre el año 230 y 240 de nuestra era y que muestran unas mujeres que parecen deber ser interpretadas como sacerdotisas de la Iglesia Cristiana. Ello ha suscitado gran controversia en el mismo Vaticano, que se niega, al parecer, a llegar a esa conclusión y aduce que la sola idea es «pura fábula, una leyenda» («Fabrizio Bisconti, sovrintendente della Commissione di archeologia sacra del Vaticano, ha detto che una tale lettura degli affreschi è pura ‘favola, una leggenda.’»).

La noticia es verdaderamente interesante y puede dar mucho de sí, si bien lo que en realidad traigo aquí no es esa cuestión, sino el hecho de que también parece figurar en los frescos una representación de la última cena: «Un affresco raffigurante donne che celebrano l’Eucaristia è raffigurato all’interno della catacomba di Priscilla a Roma.» «Un affresco nella Cappella greca color ocra dispone di un gruppo di donne che celebrano un banchetto che sembra essere il banchetto dell’Eucaristia

Teniendo en cuenta la cronología de los frescos, que es coetánea a la mayor parte de los «hallazgos excepcionales» de Iruña-Veleia, habría que extrañarse de que la iconografía cristiana de ciertos grafitos veleyenses haya sido dada por imposible para una fecha tan temprana por parte de la comisión científica que los estudió en su momento y que los declaró falsos por anacrónicos (me refiero concretamente ahora a los de motivo religioso). Así, por ejemplo, en la primera página de conclusiones del informe de Volpe y Núñez (1), se afirma lo siguiente: «El elemento cruz, ampliamente atestiguado entre los grafitos, no es compatible con un período tan antiguo, pero la cuestión más singular se centra en el hecho de que se trata de cruces vestidas, es decir se trata en realidad de crucifijos que, como es bien conocido, aparecen únicamente a partir de mediados del siglo V d.C. Además, en algún caso, se grabaron figuras a los lados del crucifijo (¿Longino, María Magdalena?), cuya presencia nos llevaría hacia el momento bizantino o, más correctamente, al medieval. Análogas consideraciones de incongruencia pueden desarrollarse en relación con la extraña representación de la última cena.» 

En efecto, la última cena aparece representada en las piezas veleyenses n. 13376 y 13357, halladas en el sector 6 y sondeo 6 respectivamente (2). La pieza del sector 6, al que sus arqueólogos descubridores dieron el nombre de domus ecclesia a raíz de la abundante temática judeocristiana de las piezas que en él se encontraban, apareció concretamente en la unidad estratigráfica (UE) 6076 del recinto 8, un estrato de derrumbe que aporta la fecha ante quem de finales del siglo III o principios del IV para la realización de la pieza; se trata de una suerte de cómic que relata algunos momentos de la vida de Jesús (nacimiento, predicación, última cena, crucifixión, resurrección: algunas escenas no han sido interpretadas debido a la costra carbonática que las cubre y dificulta su visión); la UE 6002 del sondeo 6, por su parte, se data en el siglo III y es un estrato de amortización en el que aparecieron seis grafitos, de los cuales cinco son considerados «excepcionales». 

La pieza de este sondeo 6 que muestra la última cena parece contener, además, el grabado del ahorcamiento de Judas, según la lectura que hicieron en su día sus descubridores de la figura semejante a un árbol de la que pende perpendicularmente una pequeña línea unida a una figura humana.
«Anche se la guida ufficiale delle catacombe afferma che: “c’e’ un chiaro riferimento al banchetto della Santa Eucaristia ‘nell’affresco, Bisconti, scena del banchetto non era un banchetto eucaristico, ma un banchetto funebre.” El portavoz del Vaticano opina que la pintura de las catacumbas no ha de entenderse como la Santa Eucaristía, sino más bien como un banquete fúnebre. Que los arqueólogos que la han descubierto vean en ella la última cena le parece al Vaticano «una fábula, una leyenda», como les parecen a Volpe y a Núñez anacrónicas y «análogas consideraciones de incongruencia (…) en relación con la extraña representación de la última cena» las de los arqueólogos de Iruña-Veleia, quienes asimismo ven la última cena en los grafitos n. 13376 y n. 13357, coetáneos o algo posteriores cronológicamente a los frescos de las catacumbas de Roma. Y es que en Ciencia también caben las interpretaciones y las opiniones, especialmente en lo que se refiere a la iconografía, sujeta irremediablemente a la subjetividad de la interpretación… siempre y cuando las opiniones aporten información erudita y sean sustentadas por la debida documentación y, lo más importante, no entorpezcan el avance mismo de la Ciencia y el saber.





(1) http://www.sos-irunaveleia.org/informe-sobre-los-motivos-iconograficos-presentes
(2) http://www.sos-irunaveleia.org/arqueologia:sector6:sector6
http://www.sos-irunaveleia.org/arqueologia:sondeo6:sondeo6