Aquí estoy de vuelta y a la carga con aquel posesivo
apocopado de Iruña-Veleia, como hace un año por estas alturas, aunque esta vez
es otra palabra la que me ocupa la cabeza en estos días navideños, una palabra
ciertamente también posesiva a más no poder que además iría precedida por aquel
posesivo apocopado.
Ahora es un tal Emo quien ha de sufrir las consecuencias
de mi dispara[ta]da imaginación. Un emo que en realidad no se llamaría Emo,
sino Rea y Riamo. Si ésta (mi imaginación) es solamente disparada o también
disparatada, sólo el Tiempo lo dirá, el único que hasta ahora me consta que
sabe poner todas las cosas en su sitio aparte de dedicarse entre ratos a
comerse a sus hijos habidos con Rea; por el momento pretendo simplemente tentar ánimos mediante
la tal vez disparatada propuesta interpretativa de un par de grafitos de
Iruña-Veleia que a continuación compartiré con vosotros, lectores pensantes, ya
que me interesa muchísimo vuestra opinión.
En esta pieza creí yo haber encontrado
un nombre propio Emo escrito Emu:
ello podría tener dos explicaciones. La primera, que se hubiera tratado de escribir la terminación de acusativo -um pero no se hubiera escrito la -m porque no se pronunciaba desde al menos el siglo III, como es sabido (así lo prueban las inscripciones arcaicas y así nos lo corroboran Quintiliano y otros gramáticos) (1); la segunda, que se hubiera tratado de escribir la terminación de
nominativo –us en lugar de la oblicua
–o que era la común en esta época en el latín hablado, y que aparece masivamente en los
grafitos de Iruña-Veleia, debido a la así llamada invasión del acusativo, que
ya en el siglo III era un hecho, tal y como he deducido de mi estudio de los
grafitos veleyenses y a la vez de la información que aportan los datos
relativos al latín vulgar con los que contamos hoy día (en Pompeya, s. I. d.C.,
es decir, dos siglos antes, ya se documenta el uso del acusativo en lugar del
nominativo, y también la hipercorrección igual a la que habría en Emu
de emplear una terminación –u en
lugar de –us y de -um). (2)
Así, en su momento (concretamente en mi informe sobre el latín de los grafitos de Iruña-Veleia)
defendí que Emo sería un nombre
propio, seguido de, al parecer, el de Remo (que podría referirse al Remo legendario, hermano del fundador de Roma, y
quizás por eso aparecería también la palabra Roma en el óstracon; Remo podría
ser, por el contrario, por qué no, otro nombre propio sin conexión alguna con
el hermano de Rómulo).
Me pareció en aquel entonces leer el
mismo nombre Emo en otro grafito de
difícil interpretación, el nº 12049, en donde aparecería precedido del supuesto adjetivo posesivo apocopado:
Traduje el texto IN VAL / MIIM EX
/ SVIIMO / RIAMI / RIIA de la
siguiente manera: “A la memoria (in mem[oriam])
de Val(erio/a?) de su Emo (y de) Rea
(hija) de Riamo.” Es decir, se trataría de una suerte de epitafio doméstico
dedicado a alguien cuyo nombre comenzaba por Val- por dos personas, Rea la hija de Riamo y un tal Emo. Y entendí
que Emo debió de ser alguien importante o al menos cercano para la persona
fallecida a la que se dedicaba este epitafio improvisado, ya que decía de sí
mismo ser “su Emo.” Es por este grafito que apunté la posibilidad de que ya en
el siglo III existiera el posesivo apocopado su junto a suo. (3)
Es llamativo, por cierto, que en esta inscripción (si la
traducción es la correcta) encontramos un ejemplo de giro preposicional con ex referido a una persona en el lugar de un giro con la
preposición ab que se analizaría como
un ablativo de procedencia “desde”, “de,” “de parte de:” el latín clásico
construiría este complemento con ab y no con de o ex. Las tres
preposiciones significan “desde,”y las tres se colocaban antes de ablativo,
pero existe un matiz diferenciador entre ellas: ab indica “desde el punto de partida” y ex “desde dentro hacia fuera”, mientras que de indica por lo general movimiento desde arriba hacia abajo,
literalmente (cf. descender, decapitar), y, figuradamente, también movimiento
de más a menos (decelerar) o de mejor en peor (decadencia, decrepitud), aunque
no necesariamente, significando también lisa y llanamente “desde:” delicia,
delimitar. No ha dejado nunca de adquirir connotaciones (demandar, degenerar).
Indica también falta o ausencia (deficiencia, defecto, demente). Pero lo que en
latín clásico no se hacía era usar ex
referido a una persona, sino que se empleaba ab, ya que sólo en un caso sale alguien de otro alguien, y es en el
caso de la madre y el hijo, para cuya expresión se empleaba el genitivo de
filiación. El uso de ex referido a
una persona para indicar “desde” es un error análogo al típico del euskera
“mediku-tik” (nondik?) por la forma
correcta “mediku-arengandik” (norengandik?).
Se
trataría, por tanto, de un uso vulgar
del ablativo de procedencia referido a una persona, en este caso de la procedencia de la dedicatoria post mortem escrita a un ser querido o
cercano.
Volviendo a las
personas de carne y hueso que nos ocupan (para algunos y algunas queridas y
cercanas), para suponer la existencia de esos tal Emo y Rea, hija de Riamo, que
dedicaron al fallecido o fallecida aquellas palabras in memoriam, me basé en otras dos piezas veleyenses en las que
encontraba esos nombres: una es la de la fotografía más arriba adjuntada, en la
que se lee Emu junto a las palabras Remo y Roma, y la otra es la nº12099, que parece ilustrar un árbol
genealógico según el cual efectivamente existiría un tal Riamo que sería padre
de una tal Rea (4), la cual, en el momento de la manufactura del árbol
genealógico, era tan sólo un bebé (por lo que habría que suponer que este
grafito fue realizado años antes que el nº 12049):
A partir de aquí, ya entrados en escena los personajes de
que se trata y conocidos los grafitos en los que aparecerían, sólo me queda
compartir mi nueva propuesta interpretativa con el propósito de conocer otras
opiniones y en base a ellas [tal vez] darla por disparatada y olvidarla para
siempre… o no.
Resulta que me pregunto si Emo no será en realidad un
sustantivo de semántica altamente posesiva, creado a partir del verbo emere, “comprar”, con resultado *emus y significado “el que ha comprado,”
aquí escrito emu y no emus ya sabemos por qué, que existiría
en el castellano como amo con un
cambio vocálico tal vez motivado por la ē
larga del perfecto de emo (ēmi) o la de su sinónimo ēmercor, de tal modo que la palabra
fuera *ēmus (*ēmo en el latín hablado), si bien la e breve estaba más próxima a la articulación de a que la ē
larga, por lo que podría haber habido meramente una confusión de a con e breve en una palabra *emo. De hecho, existen sustantivos en
latín clásico procedentes de emere
que podrían tal vez apoyar la creación de un ¿vulgar? *emus: emacitas (“manía
de comprar” o como diríamos hoy día “consumismo”), emax (“aficionado a comprar” o “consumista”), emptito (con el infijo frecuentativo –t-: “comprar a menudo”), emptor
y emptrix (“comprador, -a”), emptio (“compra, adquisición”), a las que habría que añadir las procedentes del griego emporium
(“mercado”) o emporos (“mercader”).
Así, el emus sería una palabra familiar para designar al que ha comprado, entendiéndose especialmente que
ha comprado un esclavo, y sería precisamente el esclavo el que le llamaría familiarmente de
tal modo, habiendo pasado esta palabra al castellano significando “amo”,
“dueño.” (¿?)
La etimología que suele darse para esta palabra
castellana “amo,” cuya definición siempre tiene que ver con la idea de posesión
o propiedad (5), la hace proceder, como al amor,
de un vocablo latino-hispánico del siglo XIII amma que significaría “nodriza”, (no me convence en absoluto, la
verdad, pues no veo la necesaria relación entre una nodriza y la posesión),
vocablo que por tanto habría sido en principio estrictamente femenino y sólo
posteriormente habría desarrollado una forma masculina amo; a su vez amma (“nodriza”) procedería de una raíz
indoeuropea *h3mh3- (o más
pronunciable *amma), “tomar
posesión”, relacionada con el griego antiguo omnymi (“jurar”) y el sánscrito amīsi
“tomar posesión,” del que vendrían las palabras madre (y mamá) y amar y
por tanto también el amor, y mama y amamantar (y mamón). Me ahorro los comentarios que escupiría aquí acerca de
la tendencia posesiva –llamémoslo así- al parecer inherente al ser humano de
tipo homo non-sapiens (especie abundantísima y antiquísima y primitivísima), (o mamón en su denominación no científica),
de relacionar los conceptos “amor” y “tomar posesión.”
Habría que aceptar para defender esta etimología de la palabra "amo" que por algún motivo ha habido un cambio vocálico e > a en esta palabra. Un cambio vocálico inverso a > e lo encontramos, por ejemplo, en la palabra neto
del grafito n. 13380 (SAMVIIL IIISVS NIITO,
Samuel Iesus neto, “Samuel nacido de Jesús”), por nato
(natus),
en donde observamos además un genitivo vulgar en Iesus, que, al ser un nombre exótico (y bíblico), no recibía
terminación de genitivo manteniéndose como palabra invariable (6).
Esta pronunciación a > e era característica del habla vulgar, pues el gramático Consentius denunció en el siglo V
precisamente este cambio vocálico como barbarismo o vicio de la plebe romana: “Per immutationem
fiunt barbarismi sic: litterae, ut
si quis dicat bobis pro uobis, peres pro pedes, stetim
pro statim, quod uitium plebem Romanam quadam
deliciosa nouitatis affectione corrumpit.” (7)
¿Se daría también el cambio inverso, e por a, en el habla vulgar, de modo que emo haya pasado a ser amo?
Y sí, el emus o
“amo” aparecería en el texto precedido de un adjetivo posesivo apocopado,
entonces, (su emo), ya que irremediablemente se es amo de alguien o de
algo, o si no no se es amo y todos son libres y no hace falta que existan ni
siquiera los adjetivos posesivos, ni totales ni apocopados, y punto. Y la nueva
traducción que propongo es, por tanto, la siguiente:
IN VAL / MIIM EX
/ SV IIMO / RIAMI / RIIA (In Val
(¿erii/eriae?) mem(oriam) ex
/ su emo / Riami / Rea, “A la
memoria de ¿Valerio/a? de su amo Rea (hija) de Riamo” ( “de parte de su amo Rea (hija de) Riamo”).
El sustantivo sería, así, masculino, aunque pudiera
referirse a una mujer, como es el caso de este grafito, en el que el amo que
dedica el epitafio al fallecido es Rea. Sólo después se habría creado el
sustantivo femenino ama a partir del
masculino, al contrario de lo que defiende la etimología al uso de esta palabra
(cf. nota n. 4). Sería, en fin, algo parecido a lo que ocurre actualmente con
el término latino medicus (por volver
a utilizar esta palabra como ejemplo), que se emplea tanto para un
médico-hombre como para una médico-mujer (aunque no tardarán los hablantes –los
creadores de la versión vulgar o no estandarizada de la lengua- en decir médica al igual que ya dicen -o decimos, quien esté libre de pecado que tire la primera piedra- abogada, jueza y presidenta y así
como en algún momento se habría empezado a decir ama).
Una vez me he abierto a la posibilidad de que la palabra
“amo” haya sufrido un cambio vocálico e > a, me pregunto asimismo si el Remo
que aparece junto a Emu en el grafito
n. 11433 cuya fotografía he adjuntado al comienzo de este post no debería
entenderse como un error en la escritura de un hiato que podría
sonar extraño por ser extranjero (¿céltico?), y si debería entenderse que Remo
no es otro que el mismo Riamo, el padre de Rea que aparece en el stemma familiar, es decir, el amo (o emo) de todos los
esclavos: de los suyos y por ser el pater
familias también de los de su hija Rea, también por ende del que murió y a
quien su amo Rea de Riamo dedicó su
epitafio casero n. 12049 y cuyo nombre
comenzaba por Val-. En el grafito n. 11433 tendríamos, entonces, una marca de propiedad en caso oblicuo y no en genitivo: "Amo Riamo."
Propongo esto apoyándome en el siguiente dato: si es cierto que estas personas eran de origen céltico, tal y como lo sugieren sus nombres, podrían escribir la i como una e tal y como se observa en los grafitos galos de La Graufesenque (tipo pariat por pareat) (8) de modo que tal vez habría que entender que incluso Rea, la hija de Riamo, no se llamaba en realidad Rea sino Ria (con una lógica relación entre los nombres de padre e hija), mas fue escrito Rea debido a esta confusión (sólo aparece una vez este nombre en Veleia, en el stemma familiaris del grafito n. 12049).
Obsérvese que en el grafito n. 11433 la e
de emu(s) y de Remo
(=¿Riamo?) es la e arcaica de dos barras (II), mientras que en el n. 12049 encontramos de nuevo la II arcaica en emo
(IIMO), pero no así en RIAMO,
escrito R-i-a-m-o, ni en la preposición
latina ex en donde es la epsilon griega (E) la e que se grabó, que
quizás aquí notaría una e breve y por
tanto habría querido ser distinguida del otro sonido diferente por estar en hiato /e/.
¿Suena muy disparatado? ¿O nos encontramos ante la
primera vez que se documenta la palabra amo
en lugar del clásico dominus (aparte
de la primera vez también de un posesivo apocopado?) (¡!) Espero vuestros
comentarios, lectores pensantes.
(1) La pérdida de la -m dejó un rastro nasal que los antiguos llamaban "nueva letra" o "letra peregrina":
Quintiliano, Inst. 9, 4, 40: “Atqui eadem littera [m], quotiens ultima est et uocalem uerbi sequentis ita contingit ut in eam transire possit, etiam si scribitur, tamen parum exprimitur, ut ‘multum ille’ et ‘quantum erat’, adeo ut paene cuiusdam nouae litterae sonum reddat, neque enim eximitur, sed obscuratur.”
Según Velio Longo, el sonido nuevo resultante de no pronunciar -m se oía también ante consonante:
Quintiliano, Inst. 9, 4, 40: “Atqui eadem littera [m], quotiens ultima est et uocalem uerbi sequentis ita contingit ut in eam transire possit, etiam si scribitur, tamen parum exprimitur, ut ‘multum ille’ et ‘quantum erat’, adeo ut paene cuiusdam nouae litterae sonum reddat, neque enim eximitur, sed obscuratur.”
Según Velio Longo, el sonido nuevo resultante de no pronunciar -m se oía también ante consonante:
“Nam
quibusdam litteris deficimus, quas tamen sonus enuntiationis arcessit, ut cum
dicimus ‘uirtutem’ et ‘uirum fortem consulem Scipionem’, peruenisse fere ad
aures peregrinam litteram inuenies.”
(Keil, Grammatici Latini, Leipzig,
1859, vol.VII, 54.2-6)
(2) Pompeya:
a) Acusativos (en caso oblicuo –o) en lugar de nominativos (-us):
CIL IV 6853, VI, 16, 29: XVI K(ALENDAS) FEB(RVARIAS) COCO VENIT (y no coquus-por no hablar
aquí ni ahora de lo significativo de la falta de ortografía de c por qu-: “El 17 de enero vino el cocinero”).
CIL IV 4257, VI, 2, 5: VICINOS FVGITIVOS (y no vicini fugitivi), ejemplo idéntico en el plural.
CIL IV 8457, II, 2, 5: SATVRIO FAMELICE (en este caso
en lugar de vocativo -e, como en famelice:
“Saturio, muerto de hambre”).
b)
Terminaciones (hipercorrecciones) en –u por –us (o -um, invadiendo el acusativo al nominativo):
CIL
IV 5251, IX, 9, 11: CVLV
CIL
IV 7533a-y, II, 2, 2: PATROCLV (error en realidad por Patroklos -y no Patroclus-, siendo un nombre griego)
CIL
IV 8897, III, 5, 3: NYPHE FVTVTA AMONVS FVTVTA / PERENNIS FVTVTV ("Nyphe jodida, Amonus jodida, Perennis jodido")
Según Cicerón (Orat.
161) la supresión de –s era un
vulgarismo de la lengua hablada (subrusticum),
y sabemos que su uso fue restaurado en tiempos de la República en un
movimiento de estandarización (Quintiliano -9,4,38- muestra en un pasaje la
controversia acerca de en qué circunstancias debía ser articulada en posición
final); J.N. Adams (Social Variation and the Latin Language, Cambridge University Press, 2013. pp.
132-147) concluye en base a una exhaustiva observación de los datos que debió
ser restaurada sólo después de vocal breve (como en el caso del nominativo masculino -us).
La cuestión, como señala él mismo, es si esa restauración llegó a todos
los niveles sociales o solamente a los mejor educados, y también si fue igual
de efectiva en todos los rincones del imperio.
(3) Y, más tarde, en este mismo blog, propuse la posibilidad de que el posesivo
apocopado apareciera también en otro óstracon:
(4) El antropónimo Riamo, al parecer céltico, está documentado en epigrafía romana:
CAG-01,
p 41; EDCS-ID: EDCS-41900856; Andert-et-Condon, Ambarri, Lugudunensis:
D(is)
M(anibus) / Bellici[3] / vi[3] / OI[3] / POE[3] / RIAMO[3] / vira matri / pientissimo (!) / [3]m ded/[icavit(?)
Por lo que respecta a Rea, es conocido como teónimo desde los
primeros textos europeos de Homero y Hesíodo, tratándose de la diosa y esposa
del dios del tiempo Chronos (Saturno en latín), y cuyo significado estaría
relacionado con el verbo griego “fluir” (rhéo),
constituyendo así marido y esposa una pareja ineludiblemende huidiza.
(5)
a) Wiktionary.org:
–Hombre que está a la
cabeza o a cargo de algo, especialmente de una casa, hacienda o familia.
-Hombre que posee o es
dueño (tiene potestad y autoridad sobre) algo.
-Respecto de sus
criados o esclavos, hombre que era su propietario.
Uso: se empleó también
como vocativo dirigido al señor o a quien se quería manifestar sumisión.
-Persona con gran
influencia o predominio sobre otra u otras y sobre cuya voluntad puede mandar.
-Hombre encargado de
administrar una hacienda (capataz, mayoral) o de cuidar a los niños (ayo) de
una familia pudiente.
b) RAE:
(de ama):
-Cabeza o señor de la
casa o familia.
-Dueño o poseedor de
algo.
-Hombre que tiene uno
o más criados, respecto de ellos.
-Persona que tiene predominio
o ascendiente decisivo sobre otra u otras.
-A veces como
tratamiento dirigido al señor o a alguien a quien se desea manifestar respeto o
sumisión.
-Mayoral o capataz.
-Ayo.
(6) “Sucede que un nombre que toma una forma dada de una
manera más o menos constante, queda fijado en esta forma.”Löfsted, Late Latin, 131-138.
“En las
inscripciones de la época imperial, el nominativo tiende a convertirse en una
especie de forma básica, sobre todo en nombres propios, una vez que la
cohesión de los grupos nominales no exige ya el acuerdo de los componentes.” V.Väänänen, Introducción
al latín vulgar, Gredos, Madrid, 1988,
pág. 207 (cf. József Herman, Recherches
sur l’evolution grammaticale du latin vulgaire: les emplois “fautifs” du
nominatif, en Acta Classica,
Univ. Scien. Debrecen, II (1996), 109-112).
Con respecto a los nombres exóticos o bíblicos
tratados como palabras invariables (aunque en la cita se refiere a los giros
preposicionales):
“El giro preposicional era un cómodo
expediente cuando se trataba de nombres propios exóticos (indeclinables), como
sucedía mucho con los nombres bíblicos, lo cual ha tenido que favorecer el uso de la expresión analítica: dixit
ergo ad Ioseph, locutus est ad Noe, etc.” Veikko Väänänen, op.cit.,
págs. 200-201.
Por otro lado, La forma netus
por natus está extensamente
documentada en epigrafía romana en nombres compuestos:
AIIRoma-02, 00054 = AE 1977, 00075: D(is)
M(anibus) / Eusynetus / Pithano /
amico / carissimo
AvPergamon 00014=AE 1933,
00281:[L(ucius) Didius Marinus et Aris]tanetus
lib(ertus) (…)
CEACelio 00097 = AE 2001, 00313: (…) l(ibertus) Epaenetus / [3] libertisque suis (…)
CIL 02-05, 00255 = CIL 02, 01648; Cerro de las
Cabezas, Baetica: (…) Porcius Eu[gnetus]
(…)
CIL 04, 001474 = GraffPomp 00405; Regio I: (…) Aptonetus / lib(e)r(tus) XVI / p(eriit)
CIL 06, 06823; Roma: ] / L(ucius) Valerius / Diognetus et / Valeria / Callityche
f(ecerunt) (…)
(7) Keil, Grammatici Latini, Leipzig, 1859; vol. V, (392.14 -17).