Definición

El vascoiberismo es una hipótesis que afirma la relación genética entre las lenguas vasca e íbera, de manera que o bien la lengua vasca sería el resultado de una evolución de la íbera o el de una evolución de una lengua de la misma familia que la íbera.

Historia

Estrabón en el siglo I a. C. (es decir, cuando todavía se hablaba íbero en la Península) afirmaba que los íberos y los aquitanos eran similares físicamente y que hablaban lenguas «parecidas». Si bien se ha intentado discutir el alcance exacto del aserto de Estrabón, dado que en la actualidad se considera probado que el aquitano sería una forma antigua de vasco.

Siglos XVI y XVII

El vascoiberismo propiamente dicho empieza en el siglo XVI. Autores como el siciliano Lucio Marineo Sículo (Opus de rebus Hispaniae mirabilibus 1533) habían indicado la idea de que los antiguos pobladores de España hablaban vasco, pero consideraban que los íberos no eran parte de esa población originaria, sino advenedizos. Es por este motivo que Julio Caro Baroja considera que el primer vascoiberista fue Esteban de Garibay, quien en 1571 fue el primero en publicar algunas de las etimologías vascoibéricas que posteriormente recogería von Humboldt, por más que su trabajo fuera poco riguroso. Posteriormente la idea es recogida por otros autores, como en el De la antigua lengua, poblaciones y comarcas de las Españas de 1587 del apologista vasco Andrés de Poça.

En 1607 se publicó en México el libro «Discursos de la antigüedad de la lengua cantabra Bascongada» escrito por el pintor Balthasar de Echave, natural de Zumaia, Gipúzcoa. En él, el euskera habla como vieja madre a su hija el romance y narra la historia vista desde Gipúzcoa. Durante siglos fue una obra vascoiberista de referencia y es de reseñar que existe una copia manuscrita por el Padre Larramendi en Loiola. Eran tiempos de persecución que dieron con la expulsión de la Compañía de Jesús en 1766. El trabajo de Arnaud Oihenart (1592-1667) en su Notitia utriusque Vasconiae (1638), donde introduce la idea (todavía defendida en la actualidad) de que la forma antigua ‘ilia’ significa «ciudad». Mientras que en 1674 José de Moret (Annales del Reyno de Navarra) considera que hay por toda España un gran número de topónimos «vascónicos», lo que indicaría que el vasco era la lengua común de toda España.

Siglos XVIII y XIX

En el siglo XVIII se debatió bastante la idea, aunque, en opinión de Caro Baroja, más como propuestas novelescas que como una discusión científica. Entre los defensores de la teoría destaca Manuel Larramendi en su De la antigüedad y universalidad del Bascuence en España (1728) y entre los detractores el padre Flórez o el padre Traggia. A principios del siglo XIX se publicaron dos trabajos vascoiberistas: el Apología de la lengua Bascongada (1803) de Pedro Pablo de Astarloa y el fantasioso Alfabeto de la lengua primitiva de España y explicación de sus más antiguos monumentos y medallas (1806) de Juan Bautista Erro y Azpiroz, a quien le cabe el dudoso honor de ser el primero en inventarse traducciones vascas de las inscripciones paleohispánicas. Más rigor científico tuvo, en cambio, el estudio de Lorenzo Hervás (Catálogo de las lenguas de las naciones conocidas 1804), también defensor de la propuesta vascoiberista.
Pero quien más contribuyó a su popularización en la comunidad científica de la teoría vascoiberista fue Wilhelm von Humboldt en su obra Prüfung der Untersuchungen über die Urbewohner Hispaniens vermittelst der Vaskischen Sprache (1821), quien, sobre todo en Europa, es considerado padre de la teoría; si bien partía de su contacto con intelectuales vascos y de la lectura de los trabajos de Astarloa y Hervás. Básicamente, la teoría afirmaba que el íbero era la lengua madre del vascuence, es decir, el vascuence sería un descendiente directo del íbero. Debe tenerse en cuenta que entonces se consideraba que básicamente en toda la Hispania indígena prerromana se hablaba la lengua íbera (pues entonces no se consideraba ni siquiera probable la presencia de hablantes de lenguas celtas en Hispania). Este tipo de afirmaciones derivó enseguida en la idea de que los vascos serían los habitantes originales de la península mientras que los demás, es decir celtas y romanos, serían invasores posteriores.
Posteriormente, los trabajos sobre el vascoiberismo se fueron desarrollando en paralelo con los del desciframiento de la escritura íbera (que tuvo grandes avances en el siglo XIX) llegando en 1907 un trabajo fundamental de Hugo Schuchardt (Die iberische Deklination), gran conocedor de la lingüística vasca, que en reacción a un estudio de Philipon (quien proponía que las inscripciones paleohispánicas estaban en una lengua indoeuropea) intentó establecer un paralelismo entre diversas supuestas terminaciones que se encontraban en las inscripciones ibéricas y la declinación vasca.

Siglo XX

Sin embargo, la práctica totalidad de estos estudios se quedaron obsoletos cuando en los años 20 Manuel Gómez-Moreno inició el desciframiento de la escritura íbera, mostrando que las lecturas previas tenían muchos errores. El trabajo revisado de Gómez-Moreno fue publicado en 1949. Este trabajo permitió leer de forma aproximada los textos, pero los textos siguen siendo ininteligibles en la actualidad, aunque puedan ser pronunciados aproximadamente. Fonológicamente el ibérico y el vascuence tienen una cierta semejanza.1 y paralelos de alternancia morfológica llamativos.2
Muchos autores trataron de interpretar los textos ibéricos a partir de raíces vascas a lo largo del siglo pasado pero sin demasiado rigor y con manipulaciones poco rigurosas. Por esa razón la hipótesis vascoiberista, cayó en descrédito, principalmente a causa de la imposibilidad de avanzar en la traducción de los textos íberos basándose en el vascuence.
Antonio Tovar y Koldo Mitxelena que prestaron atención a la teoría y apuntaron la posibilidad de ciertos cognados, acabaron desechando la hipótesis. Tovar en una larga serie de publicaciones (1949, 1951, 1954, 1959, 1961) probó que muchas de las semejanzas encontradas eran superficiales, que el ibérico y el vasco diferían notablemente en muchos aspectos y lo que es más importante el ibérico no podía entenderse directamente a partir del euskera. Koldo Mitxelena en una serie de trabajos (1955, 1958, 1973, 1976, 1979) llegó a exactamente a las mismas conclusiones de manera independiente, aunque los dos reconocieron que existían semejanzas y posibles préstamos que podrían ser el resultado de un Sprachbund reflejado en los nombres propios. El trabajo de Koldo Mitxelena fue importante porque revelaba que el vascuence antiguo había sufrido importantes cambios respecto al moderno y que cualquier comparación válida debía hacerse con el proto-vasco reconstruido o con el aquitano, lenguas atestada fragmentariamente que puede considerarse un antecesor antiguo del vasco moderno documentada en tiempos romanos.
Tras el trabajo de Tovar y Mitxelena la teoría dejada de lado durante décadas hasta la aparición del trabajo del lingüista Juan Luis Román del Cerro, que anunció haber logrado traducir varias inscripciones ibéricas a partir del vascuence. Este trabajo fue revisado y fue ampliamente rechazado a pesar del entusiasmo inicial que despertó. Larry Trask (1997) analiza varios ejemplos del decepcionante trabajo de Román del Cerro y concluye con comentarios muy duros hacia este trabajo y el vascoiberismo en general:
Uno podría preguntarse de manera razonable qué tipo de estructura gramatical exhibe el «ibérico» que proviene de las manipulaciones de Román del Cerro. La respuesta es: ninguna en absoluto. En el «ibérico» de Román del Cerro no hay partes de la oración: cualquier morfo puede funcionar indiferentemente como nombre, verbo o adjetivo, sin afijación o modificación […] Tampoco hay palabras: las palabras permanecen «indeterminadas en ibérico», y no hay una estructura reconocible en términos de raíces, terminaciones o afijos. No hay un orden sintáctico fijo de elementos: los morfos pueden aparecer en cualquier orden, sin restricción, y como consecuencia, las series de morfos se leen «en sentido directo» (hacia adelante) pero otras veces «en sentido inverso» (hacia atrás).3
L. Trask (1997), p. 386

Los últimos avances en el conocimiento de la lengua íbera, partiendo de estudios meramente internos, han inducido algunos significados y semejanzas entre la lengua vasca y la íbera, sin llegar a tratar de pretender traducir la una a partir de la otra. La mayoría de los lingüistas se han mostrado prudentes y Joaquín Gorrochategui Churruca por ejemplo denomina «un cierto aire de familia» a esta relación, lo que en un lenguaje más científico se llama Sprachbund. Otros lingüistas, como Rodríguez Ramos van más allá y sugieren la posibilidad de que el protovasco y el protoíbero provendrían de un mismo grupo de lenguas emparentadas, pero no tendrían una relación genética directa e incluso que los hablantes de ambas protolenguas llegasen a la zona de los Pirineos y a la Península Ibérica hace unos 3000 años con la cultura de los campos de urnas.

Comparación lingüística

Existe cierto número de rasgos, especialmente fonéticos, y semejanzas superficiales, entre el vascuence y la lengua de las inscripciones ibéricas. La existencia de dichas semejanzas es interpretado por la hipótesis vascoiberista como reflejo del parentesco compartido, aunque alternativamente dichas semejanzas podrían ser el resultado de sprachbund o convergencia típica de un área lingüística. Algunas de las semejanzas observadas entre el íbero y el vascuence patrimonial/aquitano, a parte de ser ambas lenguas aglutinantes, son las siguientes:
  • sistema de cinco vocales en oposición fonológica: /a/, /e/, /i/, /o/ y /u/
  • no hay [w] antes de vocal
  • ausencia de [l] final
  • no hay vibrante (r) en inicio de palabra
  • no existen grupos silábicos formados por consonante oclusiva más vibrante o lateral más vocal (tales como «bra» o «cle») ni en protovasco ni en íbero. La estructura silábica es (C)-V-(S) en ambas lenguas, siendo C cualquier consonante, S una sibilante (s, z, …) o sonorante (n, r) y V un núcleo vocálico (formado por una vocal o diptongo decreciente).
  • existen dos fonemas róticos en oposición fonológica, se ha propuesto que en ambas lenguas uno sea vibrante simple [ɾ] y otro múltiple [r], pero su valor en íbero está por determinar.
  • hay dos sibilantes en íbero que se propuesto paralelizar con las dos series de sibilantes vascas. Cabe decir que el sonido apicoalveolar [s] de las lenguas hispánicas, incluyendo el vasco, es relativamente extraño fuera de la península ibérica.
  • inexistencia de las labiodentales sorda /f/ y sonora /v/
  • etnónimos y gentilicios en -tar, tanto en aquitano «-tar» y «-thar» como en vasco «-tar», «-ar»
  • genitivos quizás en -en [la identificación de -en como genitivo en ibérico es una conjetura y es ampliamente discutida]
  • plurales quizás en -k [identificación conjetural para el ibérico, todavía discutida]
  • ablativo quizás en -te [identificación conjetural para el ibérico, todavía discutida]
  • alternancias similares del tipo ibérico «-ildun/iltu-/iltur-» y vasco «egun/egu-/egur-«
    • «ilti/iltiŕ» ILI/ILER ciudad ibérico con «iri» (<*ili) ciudad en vascuence
    • «beleś/bels» se puede comparar con el aquitano «Belex», «-bels» y el vasco «beltz» negro (téngase en cuenta que hay indicios de que en la grafía aquitana el signo X se usaba para ts/tz y que este uso de X se observa en algunos textos vascos medievales).
    • «ilhun» ocuro en vasco e «Ilunn-» en aquitano con el ibérico iltun (-illun en alfabeto latín e ildun en alfabeto griego), aunque el significado «oscuro» en íbero se considera improbable.
    • el íbero «-atin» con el aquitano «Dannadinnis» y el vasco «adin» edad
    • «śalir» quizás unidad monetaria en ibérico con «sari» (<*sali) valor, precio en vascuence tal y como propuso Michelena.
    • «ekiar/ekien» quizás él ha hecho en ibérico con «egin» hacer / egian él lo hizo en vascuence
    • «ebanen» quizás él ha erigido en ibérico con «ibeni» colocar, erigir en vascuence. Velaza y otros defienden que «eban/ebanen» significa hijo, equivalente al «filius» latino; interpretación que Untermann considera insostenible.
    • posibles equivalencias de otras palabras semejantes a las vascuences: «bizkar» atrás/alto en los montes, «argi» luz/brillante, «lagun» compañero o «nabar» oscuro, aunque debe quedar claro que se desconoce el significado de los equivalentes iberos y se basa en simples parecidos formales sin corroboración independiente.
    • Antropónimos: algunos son tan parecidos que en un par de casos no se puede afirmar la pertenencia a uno u otro grupo
      • el nombre íbero «Enne-ges» puede compararse con el aquitano «Ennebox» y el vasco medieval «Enneco»
      • el antropónimo íbero «talscu-bilos» con el aquitano Talsco, Halsco
      • íbero «biośildun» con el aquitano «Bihoxus»
      • íbero «Torsinno», aquitano «Torsteginno»
      • íbero «Borste», aquitano «Borsus» y el vasco «bortz» cinco
      • íbero «Baiser», aquitano «Baeserte», «Baisothar» (?) y el vasco «baso» (?) bosque

Referencias y enlaces

  1.  Incluso se encontraron palabras íberas como bels/beleś, que se consideraron equivalentes al vascuence beltz ‘negro’. Este término aparece en el nombre propio M. Iunius Iaurbeles donde el último nombre se ha interpretado como Jaun Beles ‘señor oscuro’.
  2.  En los textos ibéricos aparecen alternancias en ciertas palabras como -ildun/iltu-/iltur- que superficialmente se parecen a alternancias no explicadas en vasco como egun/egu-/egur- ‘día’.
  1.  ver Parámetro de posición del núcleo[…]

Enlaces externos


Bibliografía

  • Ballester, Xaverio (2001) La adfinitas de las lenguas aquitana e ibérica en Palaeohispanica, Revista sobre lengua y culturas de la Hispania antigua, (1 – 2001), Zaragoza ISSN 1578-5386
  • Caro Baroja, Julio (1982) Sobre la lengua vasca y el vascoiberismo, San Sebastián, ISBN 84-7148-052-2. (incluye explicación detallada de la historia de la teoría)
  • Gorrochategui Churruca, Joaquín (1984) Estudio sobre la onomástica indígena de Aquitania, Bilbao ISBN 84-7585-013-8
  • Gorrochategui, Joaquín (1993) «La onomástica aquitana y su relación con la ibérica» en J. Untermann y F. Villar (eds.) Lengua y cultura en la Hispania prerromana, Salamanca ISBN 84-7481-736-6, pp. 609-634.
  • Rodríguez Ramos, Jesús (2002) «La hipótesis del vascoiberismo desde el punto de vista de la epigrafía íbera» Fontes Linguae Vasconum 90, 197-216.